Marlene se
dirige a la cabaña, a su alrededor todo parece tranquilo. Llama a la puerta,
pero no hay respuesta, mira a través de la cristalera. - ¿Rebecca? - Nadie responde. Camina rodeando la casa hacia la zona
de atrás, pero Rebecca no está por ninguna parte. - ¡Hmmm! – Gime disgustada. Levanta su mano para protegerse del sol
ve una figura femenina caminando por la playa. Marlene se acerca hasta la
orilla y se dirige hacia ella. - ¡Hola! -
Le toca el hombro con la punta de los dedos. - ¡Ey!
- Rebecca respondió mirando lejos de ella. - Quiero disculparme por lo de anoche. - Se queda callada. Respira y continúa. - Me siento terriblemente mal por la forma en que te traté. -
Rebecca se encoge de hombros. Encuentra una duna y se sienta, Marlene se une a
ella. - ¡Rebecca! – Empieza a hablar
despacio. - ¡Por favor! vuelve a casa.
- Ella le dirige una mirada tensa. - ¡No!
No lo haré. - Le responde con contundencia. - ¿Por qué no? - Ella mira la cara de Rebecca. - Porque te amo y no me daré por vencida. - Marlene suspira bajando
la cabeza. – Ahora estoy contenta con la
forma en que están las cosas en mi vida. ¿No piensas en regresar a Alemania y luego visitar a la familia? –
Rebecca la mira con distancia. - ¿Quién
dijo nada sobre vivir en Alemania? - Pregunta con el ceño fruncido. Marlene
ahora no tiene respuesta y pregunta con precaución. - ¿No es ésa la razón por la que estás aquí? –Rebecca interpela. - ¡No! – Expresa con contundencia. - Estoy aquí para estar contigo. ¿Pensabas
que era una broma, que yo venía para llevarte? ¿La cabaña es algo pasajero? –
Espeta con fuego la pregunta. - ¡Te
conozco Rebecca! Se que ahora no te vas a ir. LCL no te esperará mucho tiempo,
entonces tendrás que volver. – Marlene está algo desconcertada con ella. Rebecca
se levanta y camina de nuevo por el sendero arenoso hasta la cabaña sin querer
hablar más de su relación. Marlene apoya la barbilla en sus rodillas sin
moverse de la duna. - ¡Mierda! - Gimotea
por lo bajo y finalmente se levanta para regresar lentamente a la cabaña. Marlene se quita los zapatos y sacude el polvo
de la arena de su interior. Entra en las puertas francesas. Rebecca se ha relajado en el sofá con una copa
de vino. - ¡Rebecca! - Ella levanta la mano. - No quiero hablar. - Toma
un trago grande de su copa de vino. Marlene se sienta a su lado con un poco de
inquietud. - Anoche, cuando nos besamos.
¿Significó algo para ti? - Rebecca pregunta. Marlene se muerde el labio y
le echa una mirada. - Te mentiría si
dijera que no. - Rebecca deja la
copa de vino sobre la mesa y se mete las piernas debajo de ella. - Hablé con Tristán anoche. – Le dice,
cubre un brazo con el otro. - ¿Y cómo
está? - Le pregunta. - ¡Está bien! -
Ella asiente al responder. - Supongo que le dijiste que discutimos. -
Espera su respuesta. - Él está preocupado
por mí, pero está de acuerdo en que debo mantenerme fuerte y luchar por lo que
quiero. – Habla con seguridad y continúa. – Me dijo que yo no sería una Lahnstein si no lo hiciera. – Remata
el comentario. - ¿Y qué piensas de su
sermón? – Marlene comenta entre dientes al preguntarle. – Que tiene razón. - Levanta la copa de
vino y la rellena, le da un trago. Rebecca mueve su rostro cerca de Marlene. - Todo lo que he pensado durante el día y lo
único que he querido hacer es besarte. - Se miran profundamente en los
ojos, Rebecca coloca sus labios en el beso tierno que da a Marlene. Se retira
mirándola. - Te amo tanto Marlene. –
Sonríe al decirlo, extiende la mano de nuevo detrás de su cuello. Marlene se besa
con ella. Sus lenguas se retuercen en una pasión surrealista. -
¡Rebecca! - Marlene susurra. – ¡No
puedo! – Le replica Marlene, y ella empieza a besarla de nuevo. Se levanta.
– Me tengo que ir. – Rebecca, a su
vez, se incorpora también. - ¡Ok! No puedo detenerte. - Ella la
acompaña hasta la puerta. - Me preguntaste
una vez si Lizette me besaba y acariciaba como tu lo haces… - Señala Rebeca, Marlene sólo puede
mirar con gravedad. – Mal me querías entonces.
- Le dice tocando con el dedo índice su labio inferior. - Y ahora vas y te pones nerviosa y asustada.
- Marlene mira los labios de Rebecca, su alma tiembla y se retuerce de
angustia, sabe que en el fondo quiere besarla, pero se contiene como otras
veces hizo. Marlene gira ligeramente la cabeza. - No sería justo para Tracey, estoy tratando de comenzar una relación
con ella, una que no tenga agitación ni promesas incumplidas, no puedo darte lo
que quieres, tengo que irme y deberías pensar en hacer lo mismo. – Espeta con
brusquedad al abrir la puerta mosquitera y salir para alejarse. Rebecca la
observa a través de los cristales de la puerta. Su mente está en una bruma de
ese encuentro cercano.
Grace se está vistiendo y le manda
un mensaje a Rebecca. “Te recojo en unos pocos
minutos.” Ella responde. “Tengo necesidad de hablar.” Rebecca se
prepara para la llegada de Grace.
-
¡Rebecca! - Le
grita desde el exterior de la puerta. Ella se pone el suéter y agarra el bolso.
- ¡Buenas tardes! - Rebecca saluda al
cerrar la puerta de la casa. - ¿Almorzamos?
Conozco una tienda de sándwich en el centro. - Rebecca sonríe. – Me parece bien. - Ella respondió. - ¿Así que no le fue bien a Marlene? - Ella
pregunta al sentarse en una cabina después de ordenar el menú. - ¡No! - Rebecca hace una respiración
profunda. - Me preguntó qué estoy
haciendo aquí. - Ella planta la barbilla firme sobre su puño. - Luchando por la mujer que amas, eso es lo
que… - Grace le confirma su intención. –
No lo sé Grace. Sé que ella me ama, pero ella quiere estar con Tracey, lo
intenté mucho, nos besamos y pensé que una cosa llevaría a otra. Pero se
mantuvo fuerte y no se rindió a mis avances. – Grace pone su mano encima de
la de Rebecca. - ¡Tú no te rindes, eres
tú! - Rebecca se ríe agradecida. -
Hablé con mi hermano Tristán anoche y él me dio ánimos. Dijo que no lo hiciera.
No sería yo si me rindo. – Añade cuando el almuerzo ya está sobre la mesa. - Creo que tengo un plan. – Le dice
Grace mordiendo su sándwich. Rebecca se ilumina. - ¡Está bien! – Asiente y pone toda su atención. - Estoy escuchando. - Grace deja su
sándwich. - No estoy segura de qué opinarás
al respecto, pero sería algo para mantenerte ocupada mientras trabajas en ella.
- Rebecca la mira. Ella llama su atención. - A finales de este verano, el Hospital pretende hacer un evento de
gala. Este año centrado en la concienciación del cáncer de mama. La intención
es recaudar fondos, por supuesto. Todas las ganancias irán a ese centro de
investigación y nos gustaría anunciar una beca. - Rebecca la escucha
extrañada. - ¿Y dónde encajo yo en todo eso? - Pregunta con incertidumbre
sobre las intenciones de Grace. - Le
expuse a David y algunos de los miembros del consejo y personal administrativo,
que podíamos hacer un desfile de moda con una cena incluida. - Mira a
Rebecca y le sonríe satisfecha. - ¿Un
desfile de moda? - Le pregunta. - Tú estás muy dotada cuando se trata de la
moda. puedes diseñar y confeccionar vestidos para que, algunas de las mujeres
que trabajan en el hospital, los muestren en una pasarela. Es un tema que te
puede interesar, por así decirlo. - Rebecca se queda parada por un
instante. - ¡Qué gran idea! – Dice
emocionada. - Estoy pensando que el estudio de arriba de la cabaña, puede ser un
excelente taller de costura. – Comenta festiva. – Tendrás varias semanas para prepararlo, yo y varios miembros del
personal administrativo haremos el resto del trabajo de organización. ¡Fíjate!
Estarás involucrada y a cargo de un desfile de moda. – Una sonrisa es el
síntoma de alivio de Rebecca. - Te da la
oportunidad de hacer lo que amas, mientras tratas de recuperar a Marlene. -
Suelta una risita corta. - ¡Acepto! - Responde sin dudas. - Esta es una noticia fantástica, Rebecca, Sé que no nos decepcionarás.
– Terminan su almuerzo y Grace la lleva de vuelta a la cabaña. - Tengo cosas que hacer. - Comenta Rebecca.
- Estoy segura de que sí. – Le responde
ella. - Te llamaré el lunes, sé que
tienes mucho que hacer. - Ella se aleja
dejando a Rebecca con numerosas ideas corriendo por su cabeza. Corre hacia la sala de estar, consigue
alcanzar su bloc de dibujo y comienza a dibujar en un frenesí que no había tenido
en mucho tiempo. Rebecca diseña algunos vestidos y vuelve su atención a la
tranquilidad de la buhardilla. Sube las escaleras al piso superior y mira
alrededor de la pequeña área cuadrada y comienza a imaginar dónde colocar su
máquina de coser y resto de enseres para la confección de vestidos.
-
¡Buenos días a todos! -
Saluda Grace, calmando los ruidos en la sala de conferencias. - Como saben, la cena de gala está programada
para el veinticinco de julio. En esta ocasión, se ha elegido como tema central un
desfile de moda. Quiero presentarles a nuestra diseñadora y coordinadora del desfile,
a la Señorita Doña Rebecca Von Lahnstein. - Marlene rápidamente levanta la
vista del bloc de notas y contempla asombrada cómo Rebecca entra en la sala,
después mira a Tracey que gruñe con una leve sonrisa. - Rebecca ha aceptado nuestra oferta y está dedicando tiempo,
materiales y la ropa que está produciendo para el evento. ¡Sra. Von Lahnstein!
- Grace hace un gesto con la mano. -
¡Sí! Buenos días a todos, es, para mí, un placer trabajar para este acto
benéfico. - Coloca el caballete y
empieza a colocar las grandes pancartas de figuras dibujadas, pasa cada lámina
describiendo de manera profesional y recibiendo aplausos de su audiencia cautivada.
-
¡Buenos días, Marlene! Tracey. – Saluda a ambas con expresión hosca al reconocerla. - ¡Rebecca! - Responde Tracey
extendiendo la mano con un leve movimiento. -
Necesito modelos. – Expone con cierta alegría. – Es por una buena causa, puedes contar conmigo. - Marlene se adhiere al evento. - ¿Tracey? - Ella la mira. - No soy mucho de exponerme en público, pero
en cualquier otra cosa, sin duda puedo ayudar. - Responde ella. Rebecca la
mira en secreto, su belleza es sana y parece amable, piensa de ella. Entonces
mira a Marlene. – Debería irme, tengo
mucho que hacer y muchas cosas que coser. - Sonríe. Marlene y Tracey la contemplan
mientras se aleja. Tracy pasa la mano por la cintura de Marlene. -
¿Estás bien? – Marlene respira. - ¡Lo
estoy! - Salen juntas y regresan a la oficina de Marlene. - ¿Tienes un día muy ocupado? - Pregunta
ella, poniendo los brazos encima de los hombros de Tracey. - ¡Por completo! Y me voy esta noche. - Le dice riendo, besa los
labios de Marlene. - ¿Y qué planeas? –
Le provoca risa haciéndole cosquillas, pero la mente de Marlene está en
Rebecca.
Los siguientes días son muy
ocupados para Rebecca. Su máquina de coser llega junto con materiales y
suministros donados por LCL para el evento. Está dibujando y diseñando todo el
tiempo, algo que le ayuda a no pensar mucho en Marlene. -
¡Rebecca! – Llama la voz de Marlene, Rebecca se gira y se asoma a la
escalera. - ¡Aquí arriba! - Le llama su atención, Marlene mira a su alrededor
subiendo las escaleras. - Bueno, veo que
estás en tu salsa. – Le observa. - ¡Uh!
Sí y como puedes ver, he estado muy ocupada. – Le dice con suave tono. Solo
con verla su espíritu se sosiega. Marlene observa las numerosas cantidades de
piezas, materiales, botones e hilos que están esparcidas por toda la sala. - ¡Hmmm! Grace me dijo que tenías un vestido
listo para probar. - Rebecca sonríe
y lo coge del estante de ropa y se lo entrega. - Dejaré que te cambies. Bajaré
las escaleras. - ¿Te apetece una copa de
vino? – Pregunta en voz alta desde abajo. - ¡Sí! ¡Eh! Supongo. – Contesta mirándola hasta que la pierde de vista. Rebecca
sirve dos copas de vino. Marlene baja las escaleras lentamente, sostiene con
sus manos la base del vestido. - ¡Wow! - Expresa Rebecca mirando hacia ella. - ¡Estás preciosa! - La mira
boquiabierta, Marlene sonríe alegre. - El
vestido es absolutamente hermoso! - Se da la vuelta para mostrarlo como
hacía en tiempos. Rebecca deja las copas en la mesa de centro. Se acerca a ella
y tira del pliegue en la cintura. - Creo
que eso debo corregirlo un poco. - Gira la cabeza de un lado a otro. - ¡Está bien! Lo demás está perfecto. –
Le dice. – Subo a cambiarme pues. ¿Quieres
que lo cuelgue? – Pregunta. – Déjalo
en la rejilla. - Rebecca le ordena y se sienta en el sofá y se relaja con
su vino. - No puedo quedarme mucho
tiempo, Tracey y yo tenemos planes para más tarde. - Rebecca traga saliva esforzándose en no
transmitir el dolor que le produce. -
Realmente te importa ella ¿No? - Pregunta mientras Marlene se sienta a su
lado. – ¡Profundamente! – Los oídos de Rebecca se queman al escuchar esas
palabras. - ¡Bueno! Creo que después de
la cena y del desfile me iré unos días para descansar, creo que iré a Nueva
York, mi apartamento es gratis. Visitaré algunos sitios para ver como se mueve la
escena de la moda. – Comenta. Marlene la mira un poco de reojo. - Creo que es lo mejor. ¿Quién sabe si tal
vez ese lugar en Stanton Street todavía está disponible? - Ambas se ríen,
Rebecca forzada, no dice nada más y da un sorbo a su vino recordando Nueva York.
Hace una mueca. - Debimos mudarnos a
Nueva York. - Susurra pensando en cómo habrían sido las cosas. - No pudo
ser, yo no podía cambiar tu mente, incluso después de todos los planes que
hicimos, querías quedarte en LCL. Tu proceso de pensamiento era siempre salir
adelante en la industria de la moda. Eso cobró un peaje en nosotras. Me mentí a mi misma, Rebecca. – Marlene no
puede seguir hablando. - Sabía que nos habíamos
distanciado, intenté arreglar las cosas en nuestra relación. - Replica
Rebecca. - ¡Sí! Me las arreglé para
arruinar las cosas, aplasté el respeto que tenías por mi. -Marlene toca la
manga de su camisa. - Ya se ha terminado,
es una dura lección para las dos y fue hace mucho tiempo. - Ella responde
con firmeza. - Sin embargo, el traslado a
Nueva York podría haber sido el momento crucial, yo fui una
tonta y egoísta, solo quería trabajar y complacer a mi familia. - Comenta
apoyando su mano en la frente. - Era tu
destino. - Le recuerda. - ¡Lo siento
por todo el dolor que te causé! – Marlene se levanta y abraza a Rebecca
apoyando la barbilla sobre su hombro. -
¡Está bien! Hemos recuperado eso, es nuestro pasado y está cuidadosamente
guardado. - Rebecca echa hacia atrás su rostro, se miran de frente durante
una eternidad penetrando sus miradas en los ojos. - Por favor, quédate. - Rebecca le sugiere dulcemente. - No puedo Rebecca. - Ella abre la puerta.
- No salgas por esa puerta, si me amas,
tu… Si lo haces todo lo que nos quisimos habrá sido en vano. - Marlene se
detiene en seco desanimada por los comentarios de Rebecca. - ¡Rebecca! ¡Por favor! No hagas esto más difícil de lo que es y
nuestro amor nunca fue en vano. ¿Cómo pudiste decir eso? - Ella le
cuestiona con lágrimas en los ojos. -
Cuando volviste a casa, intentaste recuperarme porque me amas. – Ella habla
con realismo. Marlene frunce su
frente. - ¡Sí! ¡Lo hice! Pero no era lo
que querías y cuando te pedí que te vinieras conmigo, te negaste. - Se hizo
evidente. - Hemos discutido esto Marlene,
esperabas que me fuera, necesitaba recuperar mi vida, lo sabías. - Tartamudea
mientras habla. - No me dejabas ayudarte.
Te amaba, podría haber estado allí para ayudarte a recordar las cosas que habías
perdido, pero fuiste obstinada y parecías la misma vieja Rebecca. – Le
contesta dirigiéndose hacia el auto. -
¡Detente Marlene! - Le ordena. - No
voy a discutir más contigo, Rebecca. – Responde en voz alta. Rebecca corre
detrás de ella. - No voy a dejar que te
vayas así. - Agarra su mano y tira de ella hasta que Marlene se gira por la
fuerza de sus manos, la abraza y besa sus labios, enlazan las lenguas en un deseo
mutuo de necesidad. Rebecca mueve su boca hacia el cuello de
Marlene, sujetándola con las manos que vagan libremente por sus lados y luego
por su cintura. – Marlene. ¡Te quiero! –
Ella se mueve rápida para trabajar en el botón superior de la camisa de Marlene.
- Rebecca no puedo. - Ella trata de
alejarse, pero la fuerza emocional de Rebecca es demasiado enérgica. Se
recuperan dentro de la casa. Rebecca consigue desprender la camisa de Marlene,
la coge de nuevo la mano y esta vez la lleva al dormitorio. Se quedan al lado
de la cama. - Nunca he querido a nadie de
la manera que te quiero, Marlene. - Rebecca desprende el sujetador, extiende
la mano y la besa en los labios saboreando su dulzor, la mano de Marlene aprieta
a Rebecca contra ella aún más cerca. - ¡Oh
Dios! - Inclina su cabeza hacia atrás mientras su cuerpo se estremece con
el deseo sexual. Rebecca deja de mirarla y empieza a desnudarse mientras
Marlene la mira. Rebecca le desabrocha
los pantalones y se los quita. Ambas están desnudas acariciando sus cuerpos. -
Hazme el amor. - Suplica Rebeca tendida encima de la cama mirando su cuerpo
desnudo con ojos hambrientos. Rebecca levanta una mano hacia ella que titubea y
se detiene. - No puedo Rebecca. – Ella
comienza a llorar. - ¡Por favor, Marlene!
- Dice con dolor entendiendo su proceder. Rebecca la abraza fuerte. - ¡Está bien! No llores, lo entiendo. –
Le susurra. Acaricia con su mano la mejilla de su cara. Marlene se aleja de ella,
con su mano limpia su rostro enjugándose los ojos. Se viste de nuevo y avanza a
la puerta sin mirar hacia atrás. Rebecca se queda en una ola de dolor que
ocasiona sobre su estómago una revolución. -
Te he perdido y no sé por qué. - Ella grita en voz alta, allí ya no hay nadie. Rebecca permanece en la cama derrotada. Cubre
su cuerpo frío y cierra los ojos en soledad y angustia emocional.
Marlene se encuentra en la puerta
de Tracey pensando en qué decirle. - Ya
estás aquí. - Tracey responde a la presencia
de Marlene allí de pie, en un estado de ánimo inusual. - ¿Está todo bien? - Ella la agarró por el brazo. - ¡No! No, sólo estaba pensando en algo. –
Logra esbozar una sonrisa entrando en salón. – Si prefieres no salir esta noche podríamos pasar un poco más de
tiempo juntas aquí. - Tracey se
acerca en silencio a ella. - ¡Uh! No estoy
bien realmente, sólo ha sido un día largo, eso es todo. – Ella se
justifica. - ¡Marlene! Te conozco fuiste
a ver a Rebecca para probar un vestido para el desfile de moda. - Le levanta
la barbilla con el dedo índice. Marlene siente que la culpa la acribilla. - Grace me lo dijo. - Tracey informa.
Ella lo admite. - ¡Sí! Fuí a probar un
vestido. - Se enfría y no quiere hablar de ello. -
¿Sucedió algo? - Marlene suspiró en un arrebato. - Ella quiere que regrese, Tracey. - Expresa en voz alta. - Y ahora mismo para mí, he encontrado a
alguien. - La señala a ella y sonríe con mimo. Tracey piensa que es hora de
enfrentarse a Rebecca.
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