Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 18 de abril de 2017

CAPÍTULO 66




                                          LAS COSAS CLARAS

- ¡Buenos días!- Aaron Saluda a Rebecca en la puerta principal de LCL.
- Te veo en la oficina.- Le habla con severidad. Entran en la oficina y cierra la puerta detrás de él.
- ¿Has hablado con Katherine sobre la sesión de fotos y se han hecho los arreglos para que asista?-  Pregunta al tiempo que se sienta frente al escritorio.
- Hablé con ella ayer por la tarde. Estará aquí la próxima semana. Se lo mencioné a Tanja esta mañana y ya ha hecho los arreglos para que se quede en el castillo. Llegará el próximo martes a las diez. - Aarón informa de sus gestiones. Percibe cierta tensión en el gesto de su jefa. 
- Marlene parece pensar que tu todavía estás interesado en ella de alguna forma. Sé que ya hemos tenido esta conversación,  me aseguraste que no lo era así. - Ella le transmite mirando a los ojos.  
- ¿Supongo que te contó algo de nuestra conversación de anoche? – Pregunta con cautela.  
- Lo hizo y con preocupación, a pesar de que realmente no lo admitía, piensa que ella te arruinó la vida. No lo entiendo, tenías dieciséis años, ahora eres un adulto y estoy segura que otras personas han entrado en tu vida.-  Le comenta con franqueza.
- Fue muy duro volver a verla. Siempre me habla de ti como de almas gemelas. Pues a lo mejor me sentía de la misma manera y los sentimientos que tenía por ella nunca desaparecieron por completo, ella siempre estaba en el fondo de mi mente.- Se quedó mirando tristemente a Rebecca.
- Algunas personas nunca pierden su deseo de estar con alguien, cuando volví de Nueva York…-  Él le presta toda su atención. - Con Marlene, yo no sabía que realmente podía enamorarme de alguien, hasta que volví a conectar de nuevo con ella, es hermosa, ingeniosa, da lo que tiene y es inteligente. Me enamoré y me las arreglé para ganar su amor y es un amor poderoso, lo puedes creer. Luchamos para hacer que funcionase, pero yo lo arruiné. Ella no se merecía la forma en que la trataba, pero se defendió y ganó todo mi corazón.  Y sí, yo he herido a Katherine, pero mi corazón siempre fue de Marlene, yo nunca sería capaz de amar a Katherine de la misma forma.  Me encanta Marlene, nuestro vínculo es fuerte y me dio otra oportunidad, la oportunidad de demostrarle lo mucho que la amo y que lo que alguna vez se rompió entre nosotras estaba ya  cerrado y curado.- Ella le habla sinceramente.
- ¡Hmmm!- Aaron da un gruñido.  
- Entenderé que no puedas trabajar para mí en LCL. No sé lo que sientes y no puedo detener o controlar lo que sientas por ella.-  Ella se expresa con honestidad. Aarón piensa un momento.
- No estoy seguro de lo que son esos sentimientos. Me quedé muy colgando de ella de joven. Algo que nunca esperaba fue verla de nuevo. Fue abrumador, como si hubiera retrocedido en el tiempo, nunca tuve la oportunidad de dar el cierre de aquella relación. Y ¡Sí! Creo que cuando conoces a alguien especial, no importa su edad, esperas que pueda durar toda la vida. Yo sé lo mucho que te ama, está claro que nunca tendrá sentimientos por mí. En realidad nos veíamos como dos adolescentes que se reunieron de nuevo y nos divertía este nuevo encuentro, eso es todo.-  Sus palabras suenan veraces a oídos de Rebecca.  
- A ella nunca le encantaría nadie más que yo.- Añade ella. Aarón cerró los ojos procesando la conversación que está teniendo con Rebecca. - Hay algo más que deberías saber.-  Rebecca comienza a hablar otra vez, él abre los ojos y la mira.
- ¿Y qué es?-  Él le pregunta.
- Marlene no debe tener estrés, sobre todo ahora  que está embarazada.- Aarón siente una punzada en la tripa.
- ¡Wow!-  Él exclama con sorpresa. 
- ¿Sabías algo de esto?-  Pregunta ella dubitativa. - Queremos formar una familia. Así lo ideamos.- Ella se rió de su declaración. - Está embarazada de un niño que fue bien pensado.-  Aarón se sienta en su escritorio.
- Pensé que tal vez algo había sucedido…- Rebecca le interrumpe antes de que pudiera hablar más.
- ¡No! Ella no ha tenido ningún romance. Fue por inseminación, tenía en su mente que quería engendrar un niño, lo de adoptar estaba fuera de cuestión.- Le responde confirmando su curiosidad acerca de su relación.
- Nos casamos primero, pero se decidió que no íbamos a esperar para tener familia y así que aquí estamos. Esperamos nuestro primer hijo a primeros de octubre.-  Su corazón late con fuerza por las noticias, algo que nunca esperaba oír.
- ¡Bueno! Yo te debo felicitar. Os deseo años de felicidad, sé que la quieres y ella a ti. Te prometí que no iba a intervenir y lo dije en serio, me gusta este trabajo. Tú y yo, no quiero que estés preocupada vigilando tu espalda por lo que  mí se refiere. - Él le habla con franqueza.  
- ¿Así que te quedarás? - Ella le pregunta con una sonrisa.
- Lo haré.- Se levanta y la abraza.  
- Eres una mujer muy afortunada.-  Le dice con amabilidad. Recoge su agenda de la mesa. - Tengo que ver a Emily y Natasha para programar algunas fotos. ¿Vas a estar aquí el resto del día?-  Pregunta mientras se dirige a la puerta. - ¡Lo haré!- responde ella apoyándose en el escritorio.

Rebecca abre la puerta del despacho de Marlene.
- ¡Hey! ¿Tienes un minuto?-   Pregunta consiguiendo que Marlene mire hacia ella.
- Para toda la vida.-  Marlene responde con una sonrisa.
- ¿En qué estás trabajando?- Cierra la puerta y se acerca a su escritorio.
– Cunas, no hemos comprado una, sin embargo…- Le responde mirando a la pantalla del ordenador.
- ¿Quieres esperar hasta que sepamos el sexo?-  Rebecca la interroga.
- Estamos a tiempo para decorar la habitación, no hemos hecho nada aún, solo tenemos las paredes pintadas de color amarillo.- Ella se sonroja  con una sonrisa.  
- ¿Estás pensando en los animales del zoológico todavía, supongo?-  Rebecca la abraza alrededor de sus hombros mientras ella se desplaza por las imágenes de muebles para el bebé.
– Bien, pero podríamos comprar  los muebles.- Ella besa su mejilla.
- Te quiero.- Marlene responde con un tono suave.    
- Me gusta este.- Apunta Rebecca tocando la pantalla con el dedo índice.
– Los encargaré. Y… ¿Qué hay de los animales?- Le pregunta mientras miran algunas decoraciones y eligen varias piezas.
- Quería hablar contigo.-  Rebecca se sienta frente a su escritorio. Marlene aparta su ordenador.
- ¿Supongo que se trata de Aarón?-  Pregunta.
- He hablado con él.- Afirma.
- Supongo que hablaste de lo que dije acerca de mis preocupaciones, sus sentimientos…- Le dice en un tono inocente.
- Casi dijo lo que ambas pensamos, que no acababa de superar el sentirse abrumado, por verte de nuevo.-  Marlene suspira poniendo sus manos juntas.
- ¿Ha decidido irse?-  Ella habla con curiosidad.
- Yo le di la opción, pero él quiere quedarse en LCL, trabajar para mí. No habrá ninguna interferencia contigo. Le dije que yo no podía cambiar lo que sentía, que no le iba a estar vigilando. Me dijo que no tenía de que  preocuparme. - Ella deja de hablar y comienza a pensar.
- Yo no creo que necesite una niñera Rebecca, sólo creo que tiene que encontrar a alguien. Alguien que le haga sentar la cabeza.-  Marlene le dice con severidad.
– Le dije lo de tu embarazo… ¿Has hablado con él varias veces y nunca se lo dijiste?- Ella le pregunta con una mirada seria. Marlene la mira extrañada.
- Nunca hubo un momento adecuado Rebecca ¿Por qué debía decírselo? ¿Cómo cambiarían las cosas?- Se pone de pie para acercarse a ella. - No me dice nada a mí o a nuestro matrimonio.-  Ella le declara en voz alta. Rebeca hace una respiración profunda sacudiendo la cabeza.
- No has respondido a mi pregunta. ¿Por qué no se lo has dicho?-  Marlene la mira con dudas.
- Yo, yo no lo sé, nunca se me ocurrió.-  Ella gritó.
- Nunca se te ocurrió.-  Rebecca repite la frase con su estado de ánimo algo alterado.
– No es asunto suyo Rebecca, esto es entre tú y yo.-  Marlene comenta con frialdad.
- Bien has conseguido decirlo a los demás y lo has anunciado a nuestras familias.-  Le dice con un gesto serio. Marlene baja la cabeza.
- Yo quería esperar hasta que nos enteremos del sexo y de que todo está bien. Ando un poco entre agujas y alfileres.- Rebecca la observa, su expresión lo dice todo, hay ansiedades y temores que Marlene está pasando. Ella no las ha compartido.
- ¡Lo siento!-  Responde Rebecca. Su tono ahora es pudoroso. - Supongo que he estado demasiado ocupada con el trabajo que no he prestado atención suficiente a tus necesidades y lo que estás sintiendo.-  Rebecca la abraza, Marlene apoya la cabeza sobre su hombro.    
- He tenido un poco de depresión últimamente. Llamé al doctor para consultarle sobre ello y me aseguró que es sólo una parte del embarazo. Yo no quería preocuparte, eso es todo. - Rebecca separa su cabeza para mirar a sus ojos,  con el pulgar y traza el contorno de la cara de Marlene.
- Yo soy tu esposa.-  Le dice con una sonrisa. - Y lo que son tus sentimientos o padecimientos debería conocerlos. Estás gestando a nuestro hijo y no hay nada más importante que eso, ni este trabajo ni desde luego Aarón.-  Le dice con una entonación exquisita en lo cariñoso.
- No quiero discutir sobre él. Creo que al verlo de nuevo provocó una chispa, me gustaba, pero yo era una tontorrona y un poco inmadura con dieciséis años.- Marlene reflexiona.
- ¡Basta de hablar! No podemos mantener un refrito con esto, no tenemos de que preocuparnos.-  Rebecca presume agarrándola por la cintura.          
- ¡Bésame!- Le susurra y sus labios entran en contacto. Sus bocas cubiertas emiten gemidos con cierta intensidad. Rebecca se echa hacia atrás.
- ¡Vamos a casa por favor!- Su ánimo se llena de pensamientos eróticos. Rápidamente desaparecen de LCL.
Llegan a la casa apenas entran por  la puerta se besan y toca subir las escaleras. Las piezas de ropa caen al suelo dejando en el camino a la habitación un reguero de vestimentas. Con sus cuerpos desnudos caen sobre la cama.
- ¡Te quiero!- Rebecca le susurra con su boca. Abraza a Marlene apretándose ambos pechos, las manos de Marlene trazan círculos con los mechones de pelo de Rebecca que gime mientras sus labios trabajan el interior de su boca. Se coloca encima, montículo sobre montículo hasta llevarla a un orgasmo electrizante. Marlene rápidamente rueda encima de Rebecca su lengua juguetea en el cuello provocando que pida más. – ¡Marlene!-  Exhala Rebecca.  - ¡Por favor! ¡Me haces sentir tan bien!- Ella gime al tiempo que la mano de Marlene encuentra su camino hacia lo más íntimo de Rebecca, entrando en ella hace que se contraiga con ritmo hasta que llega al clímax. Se relajan agotadas. - ¡Tengo hambre!-  Rebecca da un codazo a Marlene.
- ¡Hmmm!  No quiero pensar que pueda perder este sentimiento.- Ella advierte con voz burlona.   
- Yo creo que si lo pierdes, podré encontrarlo.-  Rebecca le contesta burlona. Ellas se hacen cosquillas la una a la otra haciendo risas. Con sus dedos trazan curvas en la piel de cada una mientras se miran con ternura. Marlene se levanta de la cama y se pone la bata.
- ¿Qué te gustaría cenar?- Rebecca piensa por un segundo.
- ¿Has aprendido nuevos platos?- Pregunta sentándose en la cama desnuda.
- ¡Si! Ahora sé cómo preparar pollo al romero.- Rebecca sale de la cama  buscando su bata.
- Suena bien. ¿Puedo ayudar?- Le pregunta ya relajada. 
– Claro que puedes. ¿Por qué no lo ibas a hacer? Voy abajo y empezaré con ello.-  Responde con una sonrisa.
- ¡Ok!- Rebecca da su conformidad. Marlene se inclina y besa sus labios con ternura. Rebecca se despoja de la bata y abre la ducha dejando que el calor del agua calme sus músculos cansados. Se pone un par de desgastados vaqueros, una camiseta y se dirige escaleras abajo para reunirse con Marlene en la cocina.
- Haz la ensalada por favor.-  Marlene está enfrascada con el pollo.
- ¿Cuando harás la entrevista para la sirvienta?-  Rebecca pregunta mientras empezaba a cortar la lechuga.
- ¡Mañana! Y… yo no quiero usar la palabra siervo,  espero que sea capaz de hacer muchas cosas, más que simplemente un siervo.- Rebecca suspira y se dirige en un tono asertivo a ella.
- Eso es lo que son Marlene, sirvientes, cuando trabajan en una casa como ésta, son sirvientes.-  A ella le parece que Marlene se inquieta.
- No voy a discutir esa trivialidad, Ruth es agradable y creo que es la mejor opción.- Marlene contesta al colocar el pollo en el horno.
Y yo no quiero que estemos en desacuerdo al respecto.- Ella responde recogiendo el sobrante de la ensalada para guardarla en el refrigerador.
- Me gusta tener el control de mi propia casa, ella será una gran ayuda con las tareas del hogar y el bebé.- Marlene se expresa con honestidad.
- Esto es, si ella decide aceptar el trabajo.-  Rebecca le recuerda besándola en su cuello, Marlene arquea su cabeza hacia atrás.
- ¿Qué te hace pensar que no lo haría?-  Rebecca se encoge de hombros.
- No todo el mundo está dispuesto a trabajar con parejas del mismo sexo.- La honestidad de la situación suena inclemente.
- A menos que no le hayas dicho nada sobre nosotras.-  Añade mirando a Marlene y cruzando los brazos. Marlene la mira sorprendida.  
- ¡No! No se lo dije.- Ella le murmura.
- ¿Y por qué no?-  Rebecca le pregunta con enojo.
- No tuve oportunidad, nos fuimos por encima de mi cuestionario y le dije que la llamaría. Tenía otras personas entrevistadas.- Toma aire para continuar. - No me avergüenzo de nuestra relación si eso crees.-  Sostiene con vehemencia.
- Espero que no, pero a veces no sé cómo va a reaccionar o lo que es tu pensamiento.- Rebecca contesta con cierta tristeza en su mirada. Marlene la agarra firme por los hombros.
- ¡Oye! ¡Mírame! - Rebecca levanta el rostro empujada por el dedo índice de la mano de Marlene, besa sus labios suavemente.
– Sé que te importa lo que piense, lo vas a saber muy pronto. Ella tendrá que tomar una decisión sobre lo que es correcto para ella, yo nunca contrataré a alguien que no nos aceptase.-  Rebecca baja los hombros.  - ¡Te quiero!- Le pone las manos en las caderas a Rebecca.
- Y yo te amo Marlene, pero a veces no puedo evitar sentir que no estás relajada con la demás gente, cuando se trata de nosotras, nuestra sexualidad. Sólo cuando tu espalda está contra la pared es cuando reaccionas.-  Le señala Rebecca atrayéndola más cerca.
- No fue fácil para mí al principio, lo sabes, he luchado por  no amarte para luego ceder y ser tu amante.-  La mano de Rebecca rápidamente cubre su boca.
- ¡Hmmm! Amante, suena atractivo, ven aquí.-  Ella la atrae aún más cerca.
- En serio Rebecca.- Ella pone su mano contra su pecho. – Lo estoy siendo.- Ella le dirige una mirada Lahnstein estira el cuello para llegar a sus labios en un beso apasionado. Marlene suspira profundamente.
- Siempre consigues conquistarme. Ahora ve a relajarte en la sala,  tendré la cena lista en un poco.- Le pide azotando levemente su trasero mientras se da la vuelta para salir de la cocina. Rebecca recoge las vestiduras que se dejaron en el vestíbulo y luego se apacigua en la guarida de su oficina. Suena el teléfono celular.  “Hotel reservado para Bruselas, dos noches. Tenemos vuelo temprano por la mañana del viernes. ¿Algún cambio?” Sonríe después de leer el mensaje de texto de Aaron. Le contesta haciéndole saber que todo está bien y que pensaba de Sophia Van Dorn,  la posibilidad de contratarla para encabezar LCL.  
- ¡Rebecca!- Marlene la llama, desliza su teléfono en el bolsillo de la bata.
- ¡Ya voy!-  Regresa a la cocina para no encontrar a su esposa. - ¿Marlene?-  Mira a su alrededor.  
- ¡Aquí!- Ella contesta desde la otra estancia. Rebecca entra en el comedor y encuentra sobre la mesa dos velas que brillan intensamente y la habitación con poca luz.
- Pensé que podríamos tener una cena más romántica que formal.-  Le expresa con una sonrisa, se sientan y cenan disfrutando del pollo al romero que Marlene ha preparado.
- Voy a limpiar los platos, es tu turno de relajarte.- Rebecca se ofrece. Marlene piensa por un breve segundo.  
- Cuando termines te espero en la gran sala.-  Rebecca asiente tirando el paño de cocina por encima del hombro. Marlene se va las escaleras arriba y se pone el pijama de raso y bata y se apresura a bajar a la gran sala. Enciende el equipo estéreo y pone  un poco de música suave.
- ¡Uh! La señora Von Lahnstein.- Rebecca habla desde el umbral de las puertas francesas. Extiende su mano solícita. Se toman entre sus brazos y bailan lentamente mirando profundamente en sus ojos,  sus labios tocándose juguetonamente y las manos frotando suavemente entre sí. Rebecca comienza a desatar el cinturón de la bata de Marlene.
- Nosotros no tenemos.- Marlene pone su dedo en los labios. - ¡Shh!-  Ella la lleva hasta el sofá y la acuesta encima. Las manos de Rebecca encuentran su camino bajo la bata la afloja y la deja caer al suelo. Percibe la suavidad de la bata de satén entrelazada entre sus dedos. Tira de la chaqueta del pijama sobre la cabeza de Marlene exponiendo su carne desnuda. Con los dientes le muerde ligeramente el hombro cuando la mano de Marlene desabrocha su bata. - ¡Oh!- Gime al sentir la presión de la mano de Marlene en su montículo y luego en su interior. No puede respirar, el aire le ha escapado en una ráfaga en el clímax. Marlene se acurruca a su lado. Rebecca no se mueve de inmediato.
- Dos veces en el día.- Ella exhala aire sintiendo que regresa a sus pulmones. Marlene dulcemente besa el dorso de su mano y acaricia la longitud de su cuerpo.
- Yo soy tu amante.- Ella le susurra al oído.
- Y buena.- Rebecca le habla en voz baja. Levanta sus manos agarrando sus caderas, su lengua traza un camino al vacío a la espera de que Marlene llegue al climax, ella gime de placer mientras sus manos envuelven su rostro, puede sentir las gotas de sudor que surgen de su cuerpo, al tiempo que ruega a Rebecca que no se detenga.

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