Una cuestión de corazón.
Mark
estudia en silencio el historial de Rebecca.
- Estoy pensando en enviar a Rebecca a su casa en un día o dos, la hinchazón en
su pierna se reduce bien, le recetaré un antiinflamatorio y un antibiótico,
tendrás que decidir cuántos días a la semana deberá hacer terapia. - Cierra la carpeta y mira a Marlene. - Está bien, pero llevándola aquí me resulta
más cómodo. - Añade pensando. – En el castillo tiene una sala de
ejercicios, me pregunto si Rebecca querría hacer la terapia allí. - Se
inclina hacia adelante y le besa con sus brazos alrededor de su cuello. - Hablaré con ella. – Sonríe. - No tengo ningún problema con eso, siempre
y cuando ella y su familia estén de acuerdo y tú tengas tiempo para tus otros
pacientes. – Le dice. - Eso
es lo que amo de ti, siempre dedicado. - Se aparta y se dirige hacia la
puerta. - Iré a compartir la noticia con
ella. – Mueve su cabeza pensando en lo afortunado que es. Su teléfono móvil
suena de forma inesperada. David le sorprende. Le cuenta que vendrán a
visitarle pronto. – ¿En Düsseldorf tan cercano?
Marlene estará encantada de que tú y Grace vengáis a visitarnos… ¿En dos
semanas? - Mark comienza a hacer
planes.
Marlene camina rápida por el
pasillo hasta la habitación de Rebecca parándose y mirando a través de la
ventana de cristal, su sonrisa se transforma en un fruncir el ceño, cuando ve a
Lizette sobre ella. Llama y entra seguido, ambas levantan la vista hacia ella. - ¡Hola Marlene! - Rebecca saluda,
Lizette mira con cautela.- ¡Buenos días!
– Devuelve el saludo asintiendo. - ¡Buenos
días! ¿Estás aquí para tomar el control de mi novia de nuevo? - Sus
palabras son cortantes, pero pronunciadas de una manera amable. - ¡Lizette! No seas grosera. - Ella sonríe irónica mientras Rebecca la regaña.
- ¡Sólo estoy bromeando! - Exclama y
luego besa su frente. - Lizette lárgate, venga ya te estás
marchando. - Rebecca la empuja con su mano. - ¡Sí!
Tengo rodaje en LCL esta mañana, te veré después del almuerzo. - Recoge su
bolso de la silla mirando a los ojos de Marlene. - ¡Lo siento! – Se disculpa mientras pasa a su lado. Rebecca espera
a que cierre la puerta. - ¿Estás bien? - Marlene pregunta y
luego contiene la respiración. - Pareces
diferente esta mañana. - Comenta caminando más cerca de la cama. - He hablado con Mark y está pensando en
enviarte a casa en un día o dos. - Sonríe Rebecca emocionada, pero torna a
una expresión más seria. - ¿Pero acabamos
de empezar la terapia? - Ella pregunta nerviosa. - Le conté que hay una sala de ejercicios en el castillo y si estás de
acuerdo y tu familia, yo podría ir para hacer la terapia allí. – Le cuenta
en un tono ansioso. - ¿Seguro que es una
buena idea? ¿Harías eso por mí? – Marlene la mira nerviosa. - ¡Claro! – Rebecca piensa. -¡Pues sí! Pienso que sería una buena idea.
- Rebecca respondió sintiendo una reconexión con Marlene. - ¿Por qué no preguntas a tu familia y pulsas
lo que piensan? - Se vuelve hacia la puerta. - No creo que tengan problemas, realmente, me quieren en casa. - Le
comenta. Marlene sonríe. - Entonces
¡Hasta mañana! - Le responde ella.
Lizette entra en la habitación
con un ramo de flores. - ¡Para ti! –
Se lo entrega. - ¡Hmmm! Ojalá no estuviéramos en este hospital, es tan frío y tan
blanco. - Le pasa el dedo por la cara. –
Es posible que me vaya a casa mañana o pasado. - Lizette aplaude. - ¿Te lo ha dicho el doctor Blair? -
Rebecca la mira algo extrañada. - ¡No!
Marlene. - Responde haciendo girar el labio inferior. - Esta Marlene, parece agresiva, casi como si estuviera interesada en
ti o algo así. - Observó mirando a Rebecca a los ojos. - ¿Qué quieres decir? ¿Tienes un poco de celos de ella? – Le
pregunta un poco malévola. - Parece que
cuando estoy en tu compañía ella quiere tener la ventaja y controlar la
conversación. - Ella le murmura. - ¡Tonterías!
Ella solo está haciendo su trabajo, eso es todo. - Rebecca le recrimina.
Suena el móvil de Lizette. Ella lo mira y responde con rapidez. - Tengo que responder a esto. - Se apresura
hacia el pasillo y mira a su alrededor. -
¡Soy yo! – Refunfuña y sigue hablando.
- Déjame llamarte más tarde. Estoy con Rebecca y no puedo hablar. - Cuelga
apresurada, recupera la compostura y vuelve a entrar en la habitación. -
¿Quién te llama? – Rebecca le pregunta, Lizette se ríe. - Solo de la agencia sobre un desfile. – Responde con disimulo. - Deberíamos hablar. - Rebecca se pone
seria.
- ¡Está bien! - Ella se sienta encima de la cama. - Sé que te gusta viajar y bueno, ahora estoy
confinada a mi hogar. – Duda y extiende su mano hacia el costado de Lizette.
- Tú y yo queremos estar mucho más cerca.
- Le dice con retintín y sonríe con entusiasmo. - ¡Rebecca! - Lizette se pone de pie. - Yo también te amo, y sí, sé que hemos discutido el compromiso y
estamos en ello, pero... - Ella se pasea por la habitación. - Me encanta lo que hago, visitar lugares y
diferentes países. No estoy interesada en tener un hogar en este momento. -
Contesta ella de forma racional. - ¡Ya veo! - Rebecca tuerce el gesto. - Rebecca por favor no estés triste o
enojada, lo que tenemos es muy especial tal cómo es y soy la persona más
afortunada de tenerte como mía. - Ella habla tranquila mientras su mano
acaricia el rostro de Rebecca. - No estoy
triste ni enfadada, sólo estoy llegando a una edad en la que quiero un
compromiso real con quien pueda establecerme, te elegí a ti. – Le habla
solicita. Lizette abre una sonrisa. - Tenemos
todo un futuro delante de nosotras. – Le dice y se levanta de nuevo. - Podemos hablar de esto en otro momento. -
Se inclina y la besa. - Te dejaré
descansar y te veo mañana, tengo una cita dirigida por LCL y ver si están las
fotos de la sesión de ayer. – Ella recoge su bolso y sale, Rebecca se queda
callada. Se recuesta y cierra los ojos. Intenta recordar qué sucedió entre ellas,
poco antes de su accidente. Entrecierra los ojos frotándose las sienes con la
punta de los dedos. - ¿Por qué no puedo
recordar? – Habla en voz alta haciendo una mueca.
Marlene golpea en la puerta. - ¿Puedo pasar? - Rebecca sale de su
aturdimiento. - ¡Hola! Sí, por favor
pasa. - Se incorpora y ajusta las sábanas.
- Quiero hacer un poco más de
trabajo mañana por la mañana. – Le propone metiendo las manos en los bolsillos
de su bata. - ¡Claro! Hablé con Elisabeth
antes y ella está encantada de que pueda ir a casa y hacer la rehabilitación
allí, así que todo está claro, el resto depende de ti. - Rebecca. comparte
la noticia con Marlene – ¡Genial! ¿Ha
estado Mark? - Ella le pregunta. - ¡No! Sólo las enfermeras y Lizette. -
La mirada de Rebecca se torna triste. - ¡Hey!
¿Estás bien? - Marlene se acerca al lado de la cama. - Ojalá Liz estuviera un poco más dispuesta a asentarse, hemos
hablado de ello. - Marlene sonrió. - ¡Rebecca! Tu nunca has sido el tipo de persona
que desee asentarse. Siempre dedicada a alguien que amas, no sé. El trabajo y
tu devoción se encuentran con tu familia y el negocio. - Rebecca toma sus
palabras de corazón. - Pero con los años
he cambiado, tu relación de amor era tórrida, por decir lo menos. - La repentina
apertura de la puerta las sorprende. -
¡Rebecca! - Marlene se queda inmóvil
ante el sonido de la voz de Mark, que la abraza alrededor del cuello. - ¡Buenas tardes, señoras! ¿Cómo estás,
Rebecca? - Retira las mantas de la pierna y mira el apósito que cubre la
incisión. - Las han cambiado esta mañana.
- Informa Rebecca. Mark continúa estudiando a su aire y lo retira para echar
un vistazo completo a la herida y suturas. -
Creo que está progresando bien, no hay enrojecimiento y la hinchazón debe ceder
en unos días, te enviaré a casa con un anti inflamatorio y un antibiótico. - Comprueba el suero que lentamente gotea con
la medicación. - Un día más de esto y
retirarlo, déjame verte mover tu pierna. - Rebecca con mucha angustia la
saca lentamente, todavía con dolor y se
lamenta algo. - Planeo trabajar su pie con
la pelota mañana, hacer un poco de rotación, ejercitando su pierna un poco más.
Le haré un masaje intenso del músculo, del cuádriceps en concreto. – Añade
Marlene allí de pie mirando por encima de él. - Sí que suena como una buena idea. Quería enviarte a casa mañana, pero
estoy pensando en el viernes. - Rebecca se hunde un poco. - Esperaba para mañana después de la terapia.
– Pone cara infantil a Marlene, Mark sonríe. - Puedo entender cómo te sientes, pero en mi opinión un par de días
más no te van a doler, Marlene lo hará mañana y te doy el alta el viernes por
la mañana. - Ella le mira algo incrédula aún. - El jueves haremos algunos ejercicios de estiramiento, algo no tan
intenso y luego veremos. – Le apunta Marlene. Mark coloca su estetoscopio y
le pide que tome aire con profundidad. Termina la mira asegurando que todo está
bien. – Señoras las dejaré para que hablen
sin censura. - Responde mientras mira a Marlene con fijeza. – Te veré mañana. - Asegura dejando a
Marlene para instruir y programar sobre el tratamiento de Rebecca. - Tienes mucha suerte. - Comenta Rebecca
rompiendo el silencio de la habitación. –
¡Lo sé! – Ella lo reconoce. - ¿Cómo sabías
que él era el adecuado para ti? - Le pregunta, Marlene se siente como si
estuviera aturdida. - ¡Bueno! No al
principio, pero fue una gran ayuda e inspirador y mostró mucho interés en mí.
¿Y tú? – Marlene muestra curiosidad. - Conocí a Lizette por casualidad. Necesitaba
una modelo, me la recomendó alguien que la había visto trabajar, la llamé y
ella vino a LCL de inmediato, congeniamos por su tono jovial, nunca pensé que amaría
a alguien de nuevo. - Marlene
escucha atentamente y baja la cabeza. -
¿Hubo alguien más? - Le pregunta de nuevo curiosa. - ¡Tim! Lo conocí poco después de que te fueras. Pensé que podía
amarlo, me importaba, pero a él solo le importaba su vida, entre otras cosas,
quería casarse conmigo. - Se ríe pasando los dedos por el pelo. - Incluso pensé que podía estar embarazada,
pero él no estaba destinado para mí. Se ponía muy celoso de todas las mujeres
con las que entraba en contacto. - Le
narra sus recuerdos. - ¡Bueno! Quizás con
Lizette encuentres la felicidad que mereces, tengo que trabajar, te veré por la
mañana. - Marlene la mira brevemente. -
¡Sí! Estoy cansada. – Le responde. Marlene sale al pasillo, se apoya contra
la pared y se frota con el dorso de la mano la frente. Los sentimientos que
creía perdidos por Rebecca han comenzado a resurgir. Mira a través de la puerta
de vidrio, la hermosa forma de su rostro, sus ojos trazan la curva de sus
labios, el hollejo que adorna su barbilla, su elegante escote y su pelo finamente
cortado. Marlene se sorprende de que Rebecca no haya cambiado mucho. La edad la
ha hecho más hermosa, aún más que entonces. Antes de que una sonrisa cruzara su
rostro en un recuerdo que se remonta a las veces que hacían el amor, el móvil
de Marlene suena, saca su celular del bolsillo de su bata. “Tengo
que verte.” Lee el mensaje de Mark y se apresura a su oficina. Se detiene
un momento a reflexionar para recomponer la compostura. Su corazón corre con
ansiedad, hace una respiración profunda se alisa el pelo antes de entrar. - ¿Querías verme? – Él está sentado en
su escritorio, examinando los numerosos papeles encima de la mesa que concitan
su atención. - ¡Sí! – Le afirma. Ella
se acerca y se sienta frente a él. - Tengo
buenas noticias. – Marlene se siente más relajada mientras él habla. Su
hermoso rostro muestra su sonrisa pícara. -
¿Qué pasa? - Ella le pregunta con firmeza. - He hablado con David esta mañana - Capta su atención a oír su nombre. Mark se levanta y se acerca a ella, pone las
manos sobre sus hombros y comienza a sobar sobre ellos. - Estarán
aquí en dos semanas. - Marlene percibe la presión, ahora tiene algo más en
que concentrarse además de Rebecca. -
¡Oh, Dios mío! Eso es una noticia maravillosa. - Ella exclama en voz alta. - Sabía que estarías feliz. David me pide
que asista al seminario de Zurich el mes que viene y por mucho que me
encantaría llevarte allí no habrá mucho tiempo para hacer turismo o divertirme.
– Le informa seguro. Marlene escucha atenta. - ¿Grace? - Se interesa. - Grace
se quedará aquí contigo, será una gran experiencia para ella, puede ayudarte
con tus pacientes y podéis colaborar en otras cosas. - Él sonríe inclinándose y besando su mejilla.
- Debería
llamarla, ha pasado tiempo desde la última vez que tuvimos la oportunidad de
hablar. - Le comenta. - ¡Es cierto! Deberías compartir todo lo que
habléis en general de New Haven. – Bromea. - Tengo otro paciente esta tarde y luego estaré en casa. - Le dice
cerrando la última carpeta que había estado estudiando. Marlene recoge su abrigo.
- Los Von Lahnstein han aprobado el ir al
castillo para la terapia de Rebecca. – Le comenta y la mira una vez más. - ¡Bien! Grace será de gran ayuda para ti. -
Marlene entra en la habitación
de Rebecca. - ¡Buenos días! Confío en que
has dormido bien. – Saluda con cierta alegría. Rebecca está ocupada
aplicando un poco de maquillaje en su rostro. - Para la terapia, de hecho, estoy lista para ir a casa. – Dice
alegre. - Todo a su debido tiempo. -
Marlene responde con serena actitud. - Quiero probar algunos ejercicios
de estiramiento esta mañana. ¿Quieres ir caminando o la silla de ruedas? -
Rebecca rápidamente se quita de encima la bolsa de maquillaje. - ¿Como ves que me he vestido? - Marlene
baja la mirada hacia el traje de gimnasia. -
¡Bueno, bueno! ¿Supongo que quieres caminar? – Ella extiende la mano. - Sólo si me ayudas. – Le dice con una
sonrisa. Avanzan lentamente por el pasillo y entran en la sala de rehabilitación,
la ayuda a sentarse y luego extiende una alfombra de yoga extra grande. - ¡Rebecca! ¿Está todo bien? Te ves como si
hubieras visto un fantasma. - Le habla en serio, se acerca a ella y pone la
mano en su frente. - ¡Estoy bien! Creo
que he forzado mis brazos demasiado. - Responde y mira a Marlene. - ¡Bueno! No parece que tuvieras fiebre. -
Aparece Mark en la puerta y observa a
las dos mujeres. - Marlene puedo verte
afuera. - Ella lo sigue. Rebecca baja la cara hacia sus manos, se siente
extraña y desprotegida. - Rebecca parece
estar bloqueada. - Mark mira directamente a Marlene mientras intenta
conseguir una respuesta. - ¿Qué quieres
decir? - Ella cruza los brazos un tanto molesta. - ¿Tu no la estarás forzando demasiado? - Marlene se incomoda por su
acusación. - La estoy tratando con delicadeza, ella está
entregada a su trabajo y lo duro que es el esfuerzo, trato de ayudar a la
gente, algunas veces con demasiado entusiasmo. Pero ella se lo toma con calma todo
el tiempo y te aseguro que saldrá adelante. - Él acaricia su mejilla con la
mano y le dirige un guiño. - ¡Disculpa! -
Ella se da media vuelta y lo deja de pie
en el pasillo regresando junto a Rebecca.
- ¡Marlene! - Rebecca la
mira intrigada. - ¡Lo siento! Yo
simplemente no estaba pensando, nunca quise forzar. - Rebecca la detiene. - ¡Shhh!
– Le dice en un tono calmante. -
¿Vamos a terminar? – Le pregunta levantando de nuevo los brazos.
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