Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 25 de julio de 2017

CAPÍTULO 95



                                 VIEJAS AMISTADES

Por un momento, Rebecca permanece inmóvil, Miriam se queda mirando.
- ¿Rebecca?- La mira a los ojos. - Rebecca Von Lahnstein.- Ella se mueve hacia delante agarrando los antebrazos y abrazándola.
- ¡Dios mío! ¿Que ha sido de ti, cómo estás?-  Sonríe mirando hacia el bebé en el cochecito.  
- ¿Qué haces aquí?- Le pregunta aún en estado de shock.
– Me ha  contratado el profesor Schumer como profesora de arquitectura.- Ella sacude la cabeza liberando su abrazo de Rebecca.
- ¿Dónde has estado?-  Rebecca pregunta con vacilación
- Quiero decir. ¿Cómo es qué has regresado  aquí?-  Parece sorprendida, pero en una neblina. Miriam se encoge de hombros. 
- Fue una oportunidad de empleo que no podía dejar pasar y poder volver a Düsseldorf.-  Responde directamente.
- ¿Y tú? Veo que tienes un niño.-  Rebecca mira como duerme Mateo.  
- ¡Sí!-  Responde al oír la apertura de la puerta de Marlene, que se sorprende.  
- ¡Rebecca!- Se acerca a ellas. - Veo que has conocido a la Srta Pesch.-  Su sonrisa consuela a Rebecca.
- Sí pero ya nos conocíamos.-  Le responde con honestidad, Marlene las mira con incertidumbre.
- ¡Oh! No sabía nada.-  Marlene expresa con gesto sorprendido.
- ¡Bueno! Ha sido agradable verte de nuevo, pero tengo una reunión con el profesor Schumer y  no quiero llegar tarde.-  Ella sonríe sintiéndose algo tensa.
- No sabía que os conocíais. ¿Hay algo que deba saber?-  Marlene deja su mochila y se cruza de brazos.
- ¿No tienes clase? No querrás  llegar tarde y yo debería llevar a Mateo a casa.-  Marlene suspira mirando a los ojos de Rebecca.
- Tienes razón y yo no debo llegar tarde. Hablaremos cuando llegue a casa.- Mira alrededor de la sala y besa en los labios a Rebecca antes de caminar hacia el aula.

Rebecca coloca a Mateo en el corralito echando su siesta de la tarde. Se acomoda en la gran sala con un refresco, Marlene entra y se sienta junto a ella.
- ¿Mateo dormido?- Toma un sorbo de su bebida.  
- ¡Sí! Hace un rato.- A Marlene le parece que está algo hosca.
- Miriam Pesch, Rebecca, ¿Sois viejas amigas?-  Ella va directa al grano, Rebecca mueve su cabeza hacia ella.  
- No realmente.- Ella tragó saliva bajando la cabeza.
- ¿Una rivalidad? ¿Amiga de la escuela?-  Marlene sondea.          
- ¡No!- Rebecca comenzó.  - Ella fue la primera mujer que he amado.-  Le responde  aclarándose la garganta, Marlene siente curiosidad por lo que acaba de decir.
- ¿Qué pasó?- Le pregunta.
- Al principio fuimos muy buenas migas, luego mostró otro interés. Yo tenía dudas sobre mi sexualidad, me encontraba incierta, nunca había estado con una mujer. Ella me animó y las cosas se salieron de control, pensé que estaba enamorada pero ella decidió tomarlo con calma. Pensaba que ninguna de las dos estaba lista para cualquier cosa seria.- Rebecca hace una pausa, toma un sorbo de su bebida pero la apura.- Me encontré devastada, yo no sabía qué hacer cuando Elisabeth y su padre se enteraron, no podía  dejarme llevar, no supe manejarlo y se enfureció conmigo y nos separamos.- Su voz se quiebra mientras se sirve otra copa.
- Suena como si ella no estuviera segura de que realmente podría manejarlo.-   Rebecca se sentó de nuevo. 
- Ella se alejó y yo me fuí a Nueva York, era joven y estúpida.-  Marlene piensa brevemente.
- Recuerdo mencionar algo a Andi sobre una tal Miri, que trabajó en No Limits.-  Mira a Rebecca en busca de respuesta.
- Era ella, lo hizo mientras iba a la universidad y trabajaba con Olli, Arno era su mentor y le ayudó mucho.-  Confirma Rebecca.
- ¿Al verla, se te hace pensar de nuevo lo que alguna vez tuviste?- Marlene pregunta con sinceridad.  
- ¿Cómo no podría? Volver a verla después de todos estos años, preguntándome lo que podría haber sido si no hubiera sido tan tonta e inmadura.- Ella deja de hablar y mira a Marlene. - Pero iba a conocerte, y todo aquello perdió importancia.-  Marlene sonríe y se inclina hacia delante para besarla.
- Rebecca, gracias, gracias por tu honestidad.-  Ella extiende su brazo por el hombro de Rebecca.  
- Te amo Marlene y ella ya no significa nada para mí, absolutamente nada.- Marlene sonríe.
- Ella es una parte importante de tu pasado y ella te enseñó que está bien amar a una mujer y puedo entender que verla de nuevo debe que ser duro.-  Le asegura a una tranquila Rebecca.
- Tengo hambre.  ¿Cocinó Ruth?-  Pregunta y se levanta del sofá.  
- No sé, voy a ver.-  Marlene sale hacia la cocina. Rebecca recuerda su tiempo con  Miriam, lentamente sacude la cabeza con una ligera risa.
– La cena ya está.-  Marlene le grita mirando por la rendija de la puerta.
- Estaré ahí en un momento.-  Deja el vaso de nuevo y apaga la lámpara dejando cualquier pensamiento sobre Miriam Pesch atrás. Ambas se sientan a comer mientras Mateo se mantiene en su corralito.  
- ¿Todavía está dormido?- Marlene asiente.
- Debe estar cansado del día.- Rebecca le transmite.
- Estoy cansada, creo que voy a ir arriba a la ducha, ¿Puedes ver al bebé?-  Pregunta Marlene mientras Ruth comienza a recoger los platos de la barra. Rebecca se levanta y se acerca al corralito, Mateo está empezando a despertar.
- ¡Hola pequeño!- Le dice con dulzura.
- Disculpa Rebecca voy a estar un rato aún, ¿Necesitas alguna cosa?- Le sonríe amable.
- ¡No! Gracias, Ruth.- Hace un  guiño. – Adelante. Creo que vamos a subir también.- ella responde recogiendo a Mateo y acunarlo en sus brazos.          
– ¡Marlene!-  Rebecca llama al entrar por la puerta de la habitación.
- ¡Aquí!- Responde ella, Rebecca la encuentra ya vestida y con la toalla se secándose el pelo.
- Voy a bañar a Mateo.- Rebecca le dice sacándole una sonrisa.
- ¡Oh!- Contempla Marlene. - Entonces te ayudo.-  Se va al baño y comienza a llenar su bañera. Rebecca le quita su ropa y lo mete en el agua caliente, el niño comienza a trastear sobre el agua lleno de entusiasmo.
- ¿Te gusta lo que haces?- Le dice al niño. Rebecca está encantada,  enjabona el paño de lavado, Marlene se ríe. - ¡Bebé tonto!- Balbucea en broma.  Guía la mano de Rebecca.
- Nunca he tenido la oportunidad de bañarlo.- Siempre estaba ocupada con otras cosas y eso es por lo que Ruth está aquí.
- Por lo general nos lo bañará por la mañana temprano.-  Le asegura. Lo secan y lo visten con su pijama y comienza a hacer pucheros.  
- ¡Hambre!-  Marlene sonríe aflojando la bata y reduce la correa de su camisón.
– Aquí está.- Ella lo acerca a su pecho.
- Te amo.- Le dice dulce Rebecca. - Nunca pensé en los bebés, pero ahora que lo tenemos, él es la alegría de nuestra vida.-  Expresa con candidez. - Quiero recogerlo de nuevo mañana después del almuerzo.- Expresa alegre Rebecca.
- ¿Por qué no te lo llevas por LCL? Solo que abrígalo, va a hacer más frío mañana.- Le ordena.
- ¡Sí! Ni siquiera lo había pensado.- Responde ella con ternura y la besa en los labios.
- Es el momento, a medida que esté mas tiempo contigo, ahora es el momento de empezar, podrás aprender sus hábitos.- Marlene la ilustra. Lo llevan a la cama y termina de mamar pero se mantiene despierto, Marlene lo pone entre ellas.
- Creo que su siesta ha sido un poco larga.-  Se ríe moviendo su rostro hacia el suyo. Con su mano él agarra un mechón de su cabello y tira con fuerza, Rebecca se ríe y saca un juguete de peluche de la cuna.
- Un caballito azul de tu tía Dana.- Rebecca le dice en un tono suave. Él sonríe apretándolo.
- ¡Sí! Tu tía Dana parece que le gustan los caballos.-  Marlene le hace cosquillas en la panza con su dedo índice.
- Creo que le gustará el fútbol o el béisbol.-  Rebecca añade y besa su frente.
- Empieza a estar somnoliento ahora.- Marlene le  habla en tono suave, nota que parece semidormido, le pone el chupete en la boca y lo arrulla con la mano hasta que sus ojos se cierran. Rebecca lo coge y lo coloca en su cuna, lo cubre con una manta se vuelve con Marlene, coloca un dedo en sus labios.
- ¡Shh!- Ella le sonríe y se acerca de nuevo en la cama.
- Voy a la ducha.- Le dice a Marlene.  
- Voy a estar aquí.-  Le susurra en un tono sensual.
- ¡Hmmm! Vuelvo enseguida.- Rebecca levanta la ceja.
Rebecca reentra en la habitación con una toalla envuelta alrededor de su cuerpo. Marlene está relajada con las manos detrás de la cabeza a la espera del regreso de Rebecca.
- ¡Hey!- Le  susurra al entrar en el cuarto haciendo que Marlene gire la cabeza hacia ella.
- ¿Sigue dormido?-  Rebecca mira en la cuna y asiente con la cabeza en afirmación. Marlene hace un gesto con su dedo índice para que ella se acerque, Rebecca se coloca delante de ella y deja caer lentamente la toalla que la envuelve al suelo dejando al descubierto su cuerpo desnudo ante su esposa.
- ¡Mi, mi!- Ella agarra con su mano a Rebecca y la coloca encima suyo besándola con profundo deseo.
- ¡Te quiero!- Susurra con sus labios aún tocándose. Marlene aprieta el abrazo causando que el calor crezca entre ellas.
- ¡Te amo!- No hay respiración pesada ni gemidos que salgan de sus bocas abiertas. Rebecca empezó a desvestir a Marlene.
- ¿Cómo te sientes?- Rebecca cuestiona cuando sus labios rozan su oreja.
- Estoy caliente.- Su tono es intenso pero tranquilo, Rebecca se levanta sobre sus rodillas y se deshace de la ropa interior de Marlene.
- He echado de menos esto.-  Ella se acopla en el montículo, su boca y lengua trabajan sobre cada pulgada de su piel hasta que comienza a tomar aire por el placer del orgasmo que  experimenta, hace que sus músculos se contraigan ante los empujes de Rebecca.     
- ¡Oh! Rebecca.-  Ella gime con suavidad relajante y se acurruca en posición fetal, Rebecca se extiende a lo largo de su costado acariciando la curva de su cuerpo con el dorso de la mano. Rebecca mueve la cara hacia el lado de Marlene.
- Me encanta la forma que hago el amor contigo, la pasión que expresas cuando te toco.- Ella susurra muy dulce, sus dientes juguetean con el  lóbulo de la oreja de Marlene, ella levanta la cabeza de la almohada y mira a Rebecca directamente a los ojos.
- La primera vez, me había quedado contigo, tú no lo sabías, yo no tenía el mando de mí con aquellos besos tan apasionados y dando todo.  Lo que quería era sentir el tacto de tus labios sobre los míos, te quería y te quería en la cama.- Le dice con dulzura  mientras se besan de nuevo.
- Sé que fue duro y que te condujeron a volverte loca por mí.-  Rebecca contesta tomando su dedo índice y colocándolo bajo la barbilla de Marlene.
- Fue una batalla bien luchada que has ganado.-  Marlene dice con convicción. 
- Las dos ganamos.- Rebecca es rápida para responder.
- Te amo Marlene, nunca  te olvides.-  Marlene le da la vuelta y la monta, fuerza su montículo, Rebecca la besa en el cuello y luego  sus manos, Rebecca acaricia acelerada con su boca la dulzura que ofrecer. Rebecca le pasa los dedos por el cabello de Marlene mientras culmina violenta y apasionadamente. Descansan  abrazadas, Rebecca acaricia suavemente la cabeza de Marlene en silencio, en la reflexión de su toma de amor, Rebecca sale de debajo de las mantas para comprobar que Mateo está profundamente dormido.
- Él es bueno.- Marlene murmura.
- Esperemos hasta mañana.- Rebecca contesta en voz baja tirando de la manta para cubrirle mejor, se inclina y le besa en la frente, él se arrulla y ella sonríe.
- Él es tan perfecto.- Rebecca dice humilde mientras se mete de nuevo en la cama. - ¡Lo es!- Marlene está de acuerdo.
- Se parece mucho a ti, cabello rubio, ojos azules.-   Sonríe acurrucándose junto a ella.
- Nuestra familia.- Marlene expresa a Rebecca, tirando de ella aún más cerca.
- ¡Sí! Nuestra familia y estoy feliz.-  Rebecca añade con entusiasmo.
- Espero que estés bien con él, recogerlo por las tardes. Tiene que acostumbrarse a estar lejos de mí. He estado leyendo acerca de cómo presentarlo a diferentes situaciones.-  Se da la vuelta hacia Rebecca.
- ¡Hmmm!  Habrá días en los que voy a estar fuera y que tendrá que pasar el día, si lo permiten, tu padre o tu hermana para recogerlo y pasar algún tiempo con él. ¿Qué te parece?-  Rebecca le pregunta.
- He pensado en ello también, y lo hablé con mi padre y él está de acuerdo.- Le transmite tocando la cara de Rebecca con la mano.
- ¡Bueno! Suena como que ya has tomado algunas decisiones.-  Bromea Rebecca.
– En realidad no tomaré ninguna decisión hasta que lo hablemos las dos y ambas estamos de acuerdo.-  Declara Marlene, se besan con suave tacto.
- Tengo pruebas por la mañana y realmente necesito dormir un poco.-  Suspira y de da la vuelta.
- ¿Buenas noches!-  Añade.
- ¡Buenas noches! Amor mío.- Rebecca la besa en la nuca, cierra los ojos cayendo en un profundo sueño.

Miriam se sirve una taza de café y se sienta a la mesa de salón y muerde  un panecillo.
- ¡Buenos días!-  Cassandra saluda mientras coloca su almuerzo en el refrigerador.
- ¿Te importa si me uno a vosotros?-  Pregunta. Miriam mira hacia ella.
- ¡Claro!- Cassandra sonríe dejando su taza de café sobre la mesa y abriendo el periódico.
- ¿Cómo van sus clases?-  Ella inicia la conversación con la vista sobre el periódico. 
- Están bien, en la búsqueda de mi sitio, supongo que se podría decir así.- Ella sonríe, mientras se abre la puerta y Marlene entra. Cassandra le da una leve sonrisa y vuelve a mirar al papel.
- ¡Buenos días, Cassandra! Miriam.- Marlene saluda.
- ¿Marlene y cómo está usted?- Le pregunta.
- ¡Bien! ¿La prueba es hoy?- Miriam se aclara la garganta.
- ¡Sí! Creo que estoy preparada.- Marlene sonríe.
- Si me disculpan tengo muchas cosas que hacer antes de la clase.-  Ella sale de la habitación, Miriam mira a Cassandra.
- Ella me hace sentir muy incómoda.- Expresa doblando el periódico.
- ¿Por qué?-  Mirian pregunta con curiosidad.
- Porque es lesbiana y tiene un bebé con una mujer.-  Miriam se queda sin aliento mientras las palabras salían de su boca, traga saliva.
- ¿Es usted una intolerante?-  Su pregunta la coge con la guardia baja.
- ¿Yo?- Ella se lleva la mano al pecho mirando a Mirian.
- ¡Si usted!- Miriam declara con calma.
- ¿Qué ha hecho? ¿Ella le ha hecho un pase a usted, la ha tocado de manera inapropiada?-  Le dice con dureza, Cassandra acusa el golpe.
- ¡No! No ¿Por qué piensas eso?-  Ella tiene una lágrima en sus ojos mientras habla. 
- Porque lo haces sonar igual que si fuese personal. Cuando alguien se introduce en tu vida, a quién le importa si es gay es una persona igual que tú y yo. Es alguien que está tratando de hacer su camino en sociedad siendo ella misma. - Miriam se lo expresa como una rabieta.
- Excúsame pero tengo cosas que hacer.-  Añade, recoge su maletín y sale rápidamente del salón. Miriam camina lentamente por el pasillo, Marlene abre la puerta llevando un paquete de libros de texto en la mano.    
- ¿Necesitas ayuda?- Ella le  pregunta.
- Por supuesto, si tienes tiempo.- Miriam mira su reloj.
- ¡Sí! - Ayuda a Marlene y caminan hacia su aula.
- ¿Tienes un momento para hablar?- Miriam pregunta mientras deja los libros de texto sobre el escritorio.- ¿Asumo que Rebecca te dijo?-  Le pregunta.  
- Lo hizo, era difícil para ella hablar,  en un primer momento, pero esa es Rebecca.- Miriam sonríe.
- ¡Lo sé!- Suspira mirando hacia el suelo.
- Espero que esto no te haga sentirte incómoda.-  Marlene mueve la cabeza.
- No sé mucho acerca de ti para juzgar, me gusta pensar que sólo porque Rebecca sea parte de tu pasado no creará un mal clima entre nosotras.-  Marlene habla con sinceridad.
- Rebecca es una maravillosa mujer.- Ella sonrió ligeramente.
- Pero no es necesario decirlo.-  Marlene está de acuerdo.         
- Bueno, yo debería irme, tengo pruebas hoy.-   Dice como una queja.
- Gracias por tu ayuda.- Marlene le menciona y se dirige a su puerta.
- Hablamos más tarde.- Marlene la mira mientras camina por el pasillo. Ya fuera de su vista no puede evitar preguntarse cómo se debe sentir realmente al ver a Rebecca de nuevo.

- ¡Ollie!- Rebecca le reclama, él se pone eufórico al ver al bebé.  
- ¡Rebecca! - Se sale desde detrás de la barra.  – Mateo.- Él va y lo levanta del cochecito. - Gracias por traerlo.- Rebecca sonríe tomando asiento.
- Agua tónica, por favor, Josie.-  Le pide.  Mira a Mateo.- Ollie parece estar enamorado de ti.-  Ollie sólo pone cara de sonrisa haciéndole cosquillas en la panza al niño, se sienta junto a Rebecca.  
- Quería preguntarte algo.- Le dice mirándole.
- ¿Qué pasa?- Le interroga.
- Miriam Pesch. ¿Sabías que estaba de vuelta en Dusseldorf?-  Suspira.
- ¡Sí! En realidad ella ha estado reemplazando a Josie y estará aquí después de clase.-  Rebecca piensa brevemente.
– Me lo podías haber dicho.-  Él se queda perplejo.
- ¿Hay algún problema? Quiero decir…- Rebecca rápidamente interviene.
- No hay ningún problema sólo es que ha sido extraño verla después de tanto tiempo, pensé que cuando se fue y yo a Nueva York, que nunca volvería aquí.- Ella se encoge de hombros y toma un sorbo de su bebida, Mateo comienza a quejarse.
- Creo que tiene hambre.-  Ella se gira a buscar una botella de su bolso y se lo entrega a él.      
- Josie ¿Podrías calentar esto?- Coge la botella del biberón y la pone a calentar.
- Eso es, correcto.- Olli habla en voz baja a Mateo.
- ¡Miriam! - Josie la llama, Rebecca se da la vuelta para verla de pie en la puerta.
- ¡Rebecca!-  Se acerca a ellos. - Es hermoso.- Miriam le dirige la vista al niño.
- ¡Gracias! Lo siento, no tuve mucho tiempo para hablar ayer.- Comenta Rebecca.  
- Sé que fue una sorpresa para ti.- Olli interviene.  – Debí decírtelo.- Rebecca sonríe.
- Está bien.- Se ríen y vuelven su atención a Mateo.
- Rebecca eres madre. - Miriam habla si mirar directamente a Rebecca, su mirada está fija en el niño.
- ¿Así que has adoptado?-  Pregunta. - ¡No! Marlene quiso tener un hijo natural primero, por lo que después de casarnos, ella fue inseminada, Olli es el padre. - Miriam pone una mirada de gran sorpresa, mira a Olli que sostiene al bebé.
- Parece lo apropiado ya que así haces hijos amados. - Él asiente con la cabeza.
- Creo que ha terminado, se ha tomado el biberón entero.-   Incorpora al bebé y  eructa sobre él.
- Me voy a pasearlo si ustedes señoras me disculpan.-  Se levanta del taburete y se aplica detrás de la barra. Miriam se sienta junto a Rebecca.
- ¿Cómo has estado, realmente?-  Pregunta Rebecca.
- He estado enseñando en la Universidad de Munich durante los últimos años. Quería ir a la práctica, pero descubrí que mi verdadero talento era enseñar, me he promocionado en la educación. Me ofrecieron un trabajo en este lugar y aquí estoy.- Le sonríe.    
- ¿Sigues en el diseño de moda?- Mirian se interesa.
- ¡No! Quiero decir que lo hice hasta el año pasado cuando acepté un puesto administrativo con el negocio familiar.-  Toma un sorbo de su bebida.
- ¿Has renunciado a diseñar?-  Ambas hacen unas risas.
- Soy el jefe de todos los diseñadores en realidad y viajo mucho ya que mi familia ha abierto LCL y su moda a un mundo completamente nuevo.-  Ollie regresa con ellas. - Está durmiendo ahora.-  Le coloca nuevamente dentro del cochecito.
- Gracias Rebecca.-  Sonríe con euforia.
- Voy a tener que traerlo más a menudo, Marlene quiere que le presente a diferentes situaciones y personas, debería irme, ella estará pronto en casa y se preguntará dónde estoy.- Rebecca toca el hombro de Miriam, Olli la abraza.
- Te veré más tarde.- Ella recoge a Mateo y sale por la puerta.

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