VIEJAS AMISTADES
Por un momento, Rebecca permanece inmóvil, Miriam se queda mirando.
-
¿Rebecca?- La mira a los
ojos. - Rebecca Von Lahnstein.- Ella
se mueve hacia delante agarrando los antebrazos y abrazándola.
-
¡Dios mío! ¿Que ha sido de ti, cómo estás?- Sonríe mirando hacia
el bebé en el cochecito.
- ¿Qué
haces aquí?- Le pregunta
aún en estado de shock.
–
Me ha contratado el profesor Schumer
como profesora de arquitectura.- Ella
sacude la cabeza liberando su abrazo de Rebecca.
- ¿Dónde
has estado?- Rebecca pregunta con vacilación.
-
Quiero decir. ¿Cómo es qué has regresado aquí?- Parece sorprendida,
pero en una neblina. Miriam se encoge de hombros.
- Fue
una oportunidad de empleo que no podía dejar pasar y poder volver a Düsseldorf.- Responde
directamente.
- ¿Y
tú? Veo que tienes un niño.- Rebecca mira como duerme Mateo.
-
¡Sí!- Responde al oír la apertura de la puerta de
Marlene, que se sorprende.
-
¡Rebecca!- Se acerca a ellas. - Veo que has conocido a la Srta Pesch.- Su sonrisa consuela a Rebecca.
- Sí
pero ya nos conocíamos.- Le responde con honestidad, Marlene las mira
con incertidumbre.
- ¡Oh!
No sabía nada.- Marlene expresa con gesto sorprendido.
- ¡Bueno!
Ha sido agradable verte de nuevo, pero tengo una reunión con el profesor
Schumer y no quiero llegar tarde.-
Ella sonríe sintiéndose algo tensa.
-
No sabía que os conocíais. ¿Hay algo que deba saber?- Marlene deja su mochila y se cruza de brazos.
- ¿No
tienes clase? No querrás llegar tarde y
yo debería llevar a Mateo a casa.-
Marlene suspira mirando a los ojos de
Rebecca.
-
Tienes razón y yo no debo llegar tarde. Hablaremos cuando llegue a casa.- Mira alrededor de la sala y besa en los
labios a Rebecca antes de caminar hacia el aula.
Rebecca coloca a Mateo en el corralito echando
su siesta de la tarde. Se acomoda en la gran sala con un refresco, Marlene entra
y se sienta junto a ella.
-
¿Mateo dormido?- Toma un
sorbo de su bebida.
-
¡Sí! Hace un rato.- A
Marlene le parece que está algo hosca.
- Miriam
Pesch, Rebecca, ¿Sois viejas amigas?-
Ella va directa al grano, Rebecca mueve
su cabeza hacia ella.
- No
realmente.- Ella tragó
saliva bajando la cabeza.
-
¿Una rivalidad? ¿Amiga de la escuela?- Marlene sondea.
- ¡No!- Rebecca comenzó. - Ella fue
la primera mujer que he amado.- Le responde aclarándose la garganta,
Marlene siente curiosidad por lo que acaba de decir.
-
¿Qué pasó?- Le pregunta.
- Al
principio fuimos muy buenas migas, luego mostró otro interés. Yo tenía dudas sobre mi sexualidad, me encontraba incierta,
nunca había estado con una mujer. Ella me animó y las cosas se salieron de
control, pensé que estaba enamorada pero ella decidió tomarlo con calma. Pensaba que ninguna de las dos
estaba lista para cualquier cosa seria.- Rebecca hace una pausa, toma un sorbo de su bebida pero la
apura.- Me encontré devastada, yo no
sabía qué hacer cuando Elisabeth y su padre se enteraron, no podía dejarme llevar, no supe manejarlo y se
enfureció conmigo y nos separamos.- Su voz se quiebra mientras se sirve
otra copa.
- Suena
como si ella no estuviera segura de que realmente podría manejarlo.- Rebecca se sentó de nuevo.
- Ella
se alejó y yo me fuí a Nueva York, era joven y estúpida.- Marlene piensa brevemente.
- Recuerdo
mencionar algo a Andi sobre una tal Miri, que trabajó en No Limits.- Mira
a Rebecca en busca de respuesta.
-
Era ella, lo hizo mientras iba a la universidad y trabajaba con Olli, Arno era su mentor y
le ayudó mucho.- Confirma Rebecca.
-
¿Al verla, se te hace pensar de nuevo lo que alguna vez tuviste?- Marlene pregunta con sinceridad.
- ¿Cómo
no podría? Volver a verla después de todos estos años, preguntándome lo que
podría haber sido si no hubiera sido tan tonta e inmadura.- Ella deja de hablar y mira a Marlene. - Pero iba a conocerte, y todo aquello
perdió importancia.- Marlene sonríe
y se inclina hacia delante para besarla.
-
Rebecca, gracias, gracias por tu honestidad.- Ella extiende su brazo
por el hombro de Rebecca.
- Te
amo Marlene y ella ya no significa nada para mí, absolutamente nada.- Marlene sonríe.
- Ella
es una parte importante de tu pasado y ella te enseñó que está bien amar a una
mujer y puedo entender que verla de nuevo debe que ser duro.- Le asegura
a una tranquila Rebecca.
-
Tengo hambre. ¿Cocinó Ruth?- Pregunta
y se levanta del sofá.
- No
sé, voy a ver.- Marlene sale hacia la cocina. Rebecca recuerda
su tiempo con Miriam, lentamente sacude
la cabeza con una ligera risa.
–
La cena ya está.- Marlene le grita mirando por la rendija de la
puerta.
-
Estaré ahí en un momento.- Deja el vaso de nuevo y apaga la lámpara dejando
cualquier pensamiento sobre Miriam Pesch atrás. Ambas se sientan a
comer mientras Mateo se mantiene en su corralito.
-
¿Todavía está dormido?-
Marlene asiente.
-
Debe estar cansado del día.-
Rebecca le transmite.
-
Estoy cansada, creo que voy a ir arriba a la ducha, ¿Puedes ver al bebé?- Pregunta
Marlene mientras Ruth comienza a recoger los platos de la barra. Rebecca se
levanta y se acerca al corralito, Mateo está empezando a despertar.
-
¡Hola pequeño!- Le dice
con dulzura.
- Disculpa
Rebecca voy a estar un rato aún, ¿Necesitas alguna cosa?- Le sonríe amable.
-
¡No! Gracias, Ruth.- Hace
un guiño. – Adelante. Creo que vamos a subir también.- ella responde
recogiendo a Mateo y acunarlo en sus brazos.
– ¡Marlene!-
Rebecca llama al entrar por la puerta de la habitación.
-
¡Aquí!- Responde ella,
Rebecca la encuentra ya vestida y con la toalla se secándose el pelo.
- Voy
a bañar a Mateo.- Rebecca le
dice sacándole una sonrisa.
-
¡Oh!- Contempla Marlene. - Entonces te ayudo.- Se va al baño y comienza a llenar su bañera.
Rebecca le quita su ropa y lo mete en el agua caliente, el niño comienza a
trastear sobre el agua lleno de entusiasmo.
- ¿Te
gusta lo que haces?- Le
dice al niño. Rebecca está encantada, enjabona el paño de lavado, Marlene se ríe. - ¡Bebé tonto!- Balbucea en broma. Guía la mano de Rebecca.
-
Nunca he tenido la oportunidad de bañarlo.- Siempre estaba ocupada con otras cosas y eso es por
lo que Ruth está aquí.
-
Por lo general nos lo bañará por la mañana temprano.- Le
asegura. Lo secan y lo visten con su pijama y comienza a hacer pucheros.
-
¡Hambre!- Marlene sonríe aflojando la bata y reduce la
correa de su camisón.
–
Aquí está.- Ella lo acerca
a su pecho.
- Te
amo.- Le dice dulce Rebecca.
- Nunca pensé en los bebés, pero ahora
que lo tenemos, él es la alegría de nuestra vida.- Expresa con candidez. - Quiero recogerlo de nuevo mañana después del almuerzo.- Expresa
alegre Rebecca.
- ¿Por
qué no te lo llevas por LCL? Solo que abrígalo, va a hacer más frío mañana.-
Le ordena.
- ¡Sí!
Ni siquiera lo había pensado.-
Responde ella con ternura y la besa en los labios.
- Es
el momento, a medida que esté mas tiempo contigo, ahora es el momento de empezar,
podrás aprender sus hábitos.-
Marlene la ilustra. Lo llevan a la cama y termina de mamar pero se mantiene
despierto, Marlene lo pone entre ellas.
- Creo
que su siesta ha sido un poco larga.- Se ríe moviendo su rostro hacia el suyo.
Con su mano él agarra un mechón de su cabello y tira con fuerza, Rebecca se ríe
y saca un juguete de peluche de la cuna.
-
Un caballito azul de tu tía Dana.-
Rebecca le dice en un tono suave. Él sonríe apretándolo.
- ¡Sí!
Tu tía Dana parece que le gustan los caballos.- Marlene
le hace cosquillas en la panza con su dedo índice.
-
Creo que le gustará el fútbol o el béisbol.- Rebecca añade y besa
su frente.
- Empieza
a estar somnoliento ahora.-
Marlene le habla en tono suave, nota que
parece semidormido, le pone el chupete en la boca y lo arrulla con la mano
hasta que sus ojos se cierran. Rebecca lo coge y lo coloca en su cuna, lo cubre
con una manta se vuelve con Marlene, coloca un dedo en sus labios.
-
¡Shh!- Ella le sonríe y se
acerca de nuevo en la cama.
- Voy
a la ducha.- Le dice a
Marlene.
- Voy
a estar aquí.- Le susurra en un tono sensual.
-
¡Hmmm! Vuelvo enseguida.-
Rebecca levanta la ceja.
Rebecca reentra en la habitación con una
toalla envuelta alrededor de su cuerpo. Marlene está relajada con las manos
detrás de la cabeza a la espera del regreso de Rebecca.
-
¡Hey!- Le susurra al entrar en el cuarto haciendo que
Marlene gire la cabeza hacia ella.
-
¿Sigue dormido?- Rebecca mira en la cuna y asiente con la
cabeza en afirmación. Marlene hace un gesto con su dedo índice para que ella se
acerque, Rebecca se coloca delante de ella y deja caer lentamente la toalla que
la envuelve al suelo dejando al descubierto su cuerpo desnudo ante su esposa.
-
¡Mi, mi!- Ella agarra con
su mano a Rebecca y la coloca encima suyo besándola con profundo deseo.
-
¡Te quiero!- Susurra con
sus labios aún tocándose. Marlene aprieta el abrazo causando que el calor crezca
entre ellas.
-
¡Te amo!- No hay
respiración pesada ni gemidos que salgan de sus bocas abiertas. Rebecca empezó
a desvestir a Marlene.
- ¿Cómo
te sientes?- Rebecca
cuestiona cuando sus labios rozan su oreja.
-
Estoy caliente.- Su tono
es intenso pero tranquilo, Rebecca se levanta sobre sus rodillas y se deshace
de la ropa interior de Marlene.
- He
echado de menos esto.- Ella se acopla en el montículo, su boca y lengua
trabajan sobre cada pulgada de su piel hasta que comienza a tomar aire por el
placer del orgasmo que experimenta, hace
que sus músculos se contraigan ante los empujes de Rebecca.
-
¡Oh! Rebecca.- Ella gime con suavidad relajante y se acurruca
en posición fetal, Rebecca se extiende a lo largo de su costado acariciando la
curva de su cuerpo con el dorso de la mano. Rebecca mueve la cara hacia el lado
de Marlene.
- Me
encanta la forma que hago el amor contigo, la pasión que expresas cuando te
toco.- Ella susurra muy
dulce, sus dientes juguetean con el
lóbulo de la oreja de Marlene, ella levanta la cabeza de la almohada y
mira a Rebecca directamente a los ojos.
- La
primera vez, me había quedado contigo, tú no lo sabías, yo no tenía el mando de
mí con aquellos besos tan apasionados y dando todo. Lo que quería era sentir el tacto de tus
labios sobre los míos, te quería y te quería en la cama.- Le dice con dulzura mientras se besan de nuevo.
-
Sé que fue duro y que te condujeron a volverte loca por mí.- Rebecca contesta tomando su dedo índice y
colocándolo bajo la barbilla de Marlene.
-
Fue una batalla bien luchada que has ganado.- Marlene dice con convicción.
- Las
dos ganamos.- Rebecca es
rápida para responder.
-
Te amo Marlene, nunca te olvides.- Marlene
le da la vuelta y la monta, fuerza su montículo, Rebecca la besa en el cuello y
luego sus manos, Rebecca acaricia acelerada con su boca la dulzura
que ofrecer. Rebecca le pasa los dedos por el cabello de Marlene mientras
culmina violenta y apasionadamente. Descansan
abrazadas, Rebecca acaricia suavemente la cabeza de Marlene en silencio,
en la reflexión de su toma de amor, Rebecca sale de debajo de las mantas para
comprobar que Mateo está profundamente dormido.
- Él
es bueno.- Marlene murmura.
- Esperemos
hasta mañana.- Rebecca
contesta en voz baja tirando de la manta para cubrirle mejor, se inclina y le
besa en la frente, él se arrulla y ella sonríe.
- Él
es tan perfecto.- Rebecca dice
humilde mientras se mete de nuevo en la cama. - ¡Lo es!- Marlene está de acuerdo.
-
Se parece mucho a ti, cabello rubio, ojos azules.- Sonríe
acurrucándose junto a ella.
- Nuestra
familia.- Marlene expresa a
Rebecca, tirando de ella aún más cerca.
- ¡Sí!
Nuestra familia y estoy feliz.- Rebecca añade con entusiasmo.
- Espero
que estés bien con él, recogerlo por las tardes. Tiene que acostumbrarse a
estar lejos de mí. He estado leyendo acerca de cómo presentarlo a diferentes
situaciones.- Se da la vuelta hacia Rebecca.
-
¡Hmmm! Habrá días en los que voy a estar
fuera y que tendrá que pasar el día, si lo permiten, tu padre o tu hermana para
recogerlo y pasar algún tiempo con él. ¿Qué te parece?- Rebecca
le pregunta.
-
He pensado en ello también, y lo hablé con mi padre y él está de acuerdo.- Le transmite tocando la cara de Rebecca
con la mano.
-
¡Bueno! Suena como que ya has tomado algunas decisiones.-
Bromea Rebecca.
–
En realidad no tomaré ninguna decisión hasta que lo hablemos las dos y ambas
estamos de acuerdo.- Declara Marlene, se besan con suave tacto.
- Tengo
pruebas por la mañana y realmente necesito dormir un poco.- Suspira
y de da la vuelta.
- ¿Buenas
noches!- Añade.
- ¡Buenas
noches! Amor mío.- Rebecca
la besa en la nuca, cierra los ojos cayendo en un profundo sueño.
Miriam se sirve una taza de café y se
sienta a la mesa de salón y muerde un
panecillo.
-
¡Buenos días!- Cassandra saluda mientras coloca su almuerzo
en el refrigerador.
- ¿Te
importa si me uno a vosotros?-
Pregunta. Miriam mira hacia ella.
-
¡Claro!- Cassandra sonríe
dejando su taza de café sobre la mesa y abriendo el periódico.
-
¿Cómo van sus clases?- Ella inicia la conversación con la vista sobre
el periódico.
- Están bien, en la búsqueda de mi sitio, supongo que se podría decir así.- Ella sonríe, mientras se abre la puerta y Marlene entra. Cassandra le da una leve sonrisa y vuelve a mirar al papel.
- Están bien, en la búsqueda de mi sitio, supongo que se podría decir así.- Ella sonríe, mientras se abre la puerta y Marlene entra. Cassandra le da una leve sonrisa y vuelve a mirar al papel.
-
¡Buenos días, Cassandra! Miriam.-
Marlene saluda.
-
¿Marlene y cómo está usted?-
Le pregunta.
-
¡Bien! ¿La prueba es hoy?-
Miriam se aclara la garganta.
-
¡Sí! Creo que estoy preparada.-
Marlene sonríe.
- Si
me disculpan tengo muchas cosas que hacer antes de la clase.-
Ella sale de la habitación, Miriam mira a Cassandra.
- Ella
me hace sentir muy incómoda.-
Expresa doblando el periódico.
- ¿Por
qué?- Mirian pregunta con curiosidad.
-
Porque es lesbiana y tiene un bebé con una mujer.- Miriam
se queda sin aliento mientras las palabras salían de su boca, traga saliva.
-
¿Es usted una intolerante?- Su pregunta la coge con la guardia baja.
- ¿Yo?- Ella se lleva la mano al pecho mirando a
Mirian.
-
¡Si usted!- Miriam declara
con calma.
- ¿Qué
ha hecho? ¿Ella le ha hecho un pase a usted, la ha tocado de manera
inapropiada?- Le dice con dureza, Cassandra acusa el golpe.
-
¡No! No ¿Por qué piensas eso?-
Ella tiene una lágrima en sus ojos
mientras habla.
- Porque lo haces sonar igual que si fuese personal. Cuando alguien se introduce en tu vida, a quién le importa si es gay es una persona igual que tú y yo. Es alguien que está tratando de hacer su camino en sociedad siendo ella misma. - Miriam se lo expresa como una rabieta.
- Porque lo haces sonar igual que si fuese personal. Cuando alguien se introduce en tu vida, a quién le importa si es gay es una persona igual que tú y yo. Es alguien que está tratando de hacer su camino en sociedad siendo ella misma. - Miriam se lo expresa como una rabieta.
-
Excúsame pero tengo cosas que hacer.- Añade, recoge su maletín y sale rápidamente del
salón. Miriam camina lentamente por el pasillo, Marlene abre la puerta llevando
un paquete de libros de texto en la mano.
- ¿Necesitas
ayuda?- Ella le pregunta.
- Por
supuesto, si tienes tiempo.-
Miriam mira su reloj.
-
¡Sí! - Ayuda a Marlene y
caminan hacia su aula.
-
¿Tienes un momento para hablar?- Miriam
pregunta mientras deja los libros de texto sobre el escritorio.-
¿Asumo que Rebecca te dijo?-
Le pregunta.
-
Lo hizo, era difícil para ella hablar,
en un primer momento, pero esa es Rebecca.- Miriam sonríe.
-
¡Lo sé!- Suspira mirando
hacia el suelo.
-
Espero que esto no te haga sentirte incómoda.- Marlene
mueve la cabeza.
-
No sé mucho acerca de ti para juzgar, me gusta pensar que sólo porque Rebecca sea
parte de tu pasado no creará un mal clima entre nosotras.-
Marlene habla con sinceridad.
- Rebecca
es una maravillosa mujer.- Ella
sonrió ligeramente.
- Pero
no es necesario decirlo.- Marlene está de acuerdo.
- Bueno,
yo debería irme, tengo pruebas hoy.- Dice
como una queja.
- Gracias
por tu ayuda.- Marlene le menciona
y se dirige a su puerta.
- Hablamos
más tarde.- Marlene la
mira mientras camina por el pasillo. Ya fuera de su vista no puede evitar
preguntarse cómo se debe sentir realmente al ver a Rebecca de nuevo.
- ¡Ollie!- Rebecca le reclama, él se pone eufórico al
ver al bebé.
-
¡Rebecca! - Se sale desde
detrás de la barra. – Mateo.- Él va y lo levanta del cochecito.
- Gracias por traerlo.- Rebecca
sonríe tomando asiento.
-
Agua tónica, por favor, Josie.-
Le pide. Mira a Mateo.- Ollie parece estar enamorado de ti.- Ollie sólo pone cara de sonrisa haciéndole
cosquillas en la panza al niño, se sienta junto a Rebecca.
-
Quería preguntarte algo.-
Le dice mirándole.
-
¿Qué pasa?- Le interroga.
- Miriam
Pesch. ¿Sabías que estaba de vuelta en Dusseldorf?- Suspira.
-
¡Sí! En realidad ella ha estado reemplazando a Josie y estará aquí después de
clase.- Rebecca piensa brevemente.
– Me
lo podías haber dicho.- Él se queda perplejo.
- ¿Hay
algún problema? Quiero decir…- Rebecca
rápidamente interviene.
-
No hay ningún problema sólo es que ha sido extraño verla después de tanto
tiempo, pensé que cuando se fue y yo a Nueva York, que nunca volvería aquí.- Ella se encoge de hombros y toma un sorbo
de su bebida, Mateo comienza a quejarse.
- Creo
que tiene hambre.- Ella se gira a buscar una botella de su bolso
y se lo entrega a él.
- Josie
¿Podrías calentar esto?- Coge
la botella del biberón y la pone a calentar.
- Eso
es, correcto.- Olli habla
en voz baja a Mateo.
- ¡Miriam!
- Josie la llama, Rebecca se
da la vuelta para verla de pie en la puerta.
- ¡Rebecca!- Se
acerca a ellos. - Es hermoso.- Miriam
le dirige la vista al niño.
- ¡Gracias!
Lo siento, no tuve mucho tiempo para hablar ayer.- Comenta Rebecca.
-
Sé que fue una sorpresa para ti.-
Olli interviene. –
Debí decírtelo.- Rebecca
sonríe.
-
Está bien.- Se ríen y vuelven
su atención a Mateo.
- Rebecca
eres madre. - Miriam habla
si mirar directamente a Rebecca, su mirada está fija en el niño.
- ¿Así
que has adoptado?- Pregunta. -
¡No! Marlene quiso tener un hijo natural primero, por lo que después de
casarnos, ella fue inseminada, Olli es el padre. - Miriam pone una mirada
de gran sorpresa, mira a Olli que sostiene al bebé.
-
Parece lo apropiado ya que así haces hijos amados. - Él asiente con la cabeza.
-
Creo que ha terminado, se ha tomado el biberón entero.- Incorpora
al bebé y eructa sobre él.
-
Me voy a pasearlo si ustedes señoras me disculpan.- Se levanta
del taburete y se aplica detrás de la barra. Miriam se sienta junto a Rebecca.
- ¿Cómo
has estado, realmente?- Pregunta Rebecca.
-
He estado enseñando en la Universidad de Munich durante los últimos años. Quería
ir a la práctica, pero descubrí que mi verdadero talento era enseñar, me he
promocionado en la educación. Me ofrecieron un trabajo en este lugar y aquí
estoy.- Le sonríe.
-
¿Sigues en el diseño de moda?-
Mirian se interesa.
- ¡No!
Quiero decir que lo hice hasta el año pasado cuando acepté un puesto
administrativo con el negocio familiar.- Toma un sorbo de su
bebida.
-
¿Has renunciado a diseñar?- Ambas hacen unas risas.
-
Soy el jefe de todos los diseñadores en realidad y viajo mucho ya que mi
familia ha abierto LCL y su moda a un mundo completamente nuevo.- Ollie
regresa con ellas. - Está durmiendo
ahora.- Le coloca nuevamente dentro
del cochecito.
- Gracias
Rebecca.- Sonríe con euforia.
- Voy
a tener que traerlo más a menudo, Marlene quiere que le presente a diferentes
situaciones y personas, debería irme, ella estará pronto en casa y se preguntará
dónde estoy.- Rebecca toca
el hombro de Miriam, Olli la abraza.
-
Te veré más tarde.- Ella
recoge a Mateo y sale por la puerta.
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