Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 18 de julio de 2017

CAPÍTULO 93


                                   UNA FAMILIA FELIZ

Ruth Se acerca a la habitación infantil donde Rebecca está acomodando en su cuna a Mateo después de que Marlene le había dado de comer. 
- ¡Disculpa! Su hermana Helena está aquí.  ¿Quiere que suba ?-  Rebecca levanta la vista de la cuna.  
- ¡Sí! ¡Por favor!-  Ella sonríe moviendo suavemente con la mano al niño.
- Parece que encajas en la maternidad bastante bien.-  Helena le expresa con una sonrisa.         
- Pensé que te ibas.-  Se abrazan. 
– Mañana, me voy mañana.- Responde con algo de tristeza. 
– ¿Has tenido noticias de Clark?-  Rebecca le pregunta.  
- Está acomodado en Alejandría, me envía los mejores deseos para ti y Marlene.-  Sonríe levemente.  - No voy a volver a Egipto.-  Helena comenta.
- ¿Qué? ¿Por qué no?-  Rebecca la agarra por los hombros.
- Volveré a Laos, todo está dispuesto para que empiece la próxima semana, así que voy a coger unos días para recorrer algunos de aquellos parajes y establecerme allí.-  Rebecca acerca a la ventana y se asoma al jardín.
- ¿Qué te hizo cambiar de opinión?-  Se vuelve para mirar a su hermana.      
- Las cosas entre Clark y yo están bien, pero nuestro trabajo está en dos líneas completamente diferentes.- Lo dice con cierta expresión lacónica, Rebecca puede ver una expresión de descontento en su rostro. 
- ¡Lo siento!-  Le comenta.  
- Pero Helena si él es el hombre que amas y quieres pasar tu vida con él, deberías reconsiderarlo.- Le habla con sinceridad.  
- He pensado en ello y me importa, pero creo que nunca funcionaría.-  Le responde y se sienta en la mecedora. - Cuando me fui de aquí me dolió, pero tenía que salir. Quería hacer lo que realmente deseaba, he encontrado mi sitio y las cosas que me hacen feliz, supongo que se podría decir que crecí.- Sonríe sin gana.
- ¿Y no es lo mismo? ¿Qué haces con Clark, en comparación a lo que quieres?-  Rebecca siente curiosidad por eso le pregunta.  
- Clark es dedicado y un egiptólogo muy trabajador. Pero es diferente de lo que estoy haciendo, he disfrutado de mi tiempo allí buscando el tesoro, pero no es lo mismo que la recuperación de restos humanos para intentar devolverlos a sus familias, ese es el reto al que estoy dedicada.-  Se pone de pie y abraza a Rebecca de nuevo.              
- ¡Helena!- Marlene la saluda desde la puerta.
- ¡Marlene! Que buen aspecto. ¿Cómo te encuentras?-  Se acercan.  
- Me siento bien, todavía un poco de dolor.-  Ella se pone a su lado y comprueba el sueño de Mateo, con su mano le toca el pecho.
- Está durmiendo bien.-  Le refiere Rebecca.
- ¿Por qué no vamos a la planta baja? Tomaremos un poco de café.-  Marlene, bromea. Se sientan en la sala grande, Ruth les sirve café.
- ¿Por lo que sé, mañana sales de aquí?- Pregunta Marlene.
- Me llevará dos días llegar a Laos, estoy emocionada por esta oportunidad.-  Ella se pronuncia con una sonrisa.
– Entonces ¿No vas a Egipto?-  Pregunta mirando a Rebecca. 
- Siempre supe que volvería al este, tuve ese presentimiento, que se pondrían en contacto conmigo en poco tiempo.-  Ella expresa con serenidad.
- ¿Qué piensa Clark?- Marlene busca una respuesta.  
- Clark entiende que esta es mi misión,  los dos sabíamos que volvería allí.-  Responde haciendo una respiración profunda.
- Creo que lo que Helena está tratando de decir es que ella y Clark tienen una relación, pero sus carreras son más importantes en este momento y su separación es amistosa.-  Rebecca conjetura.
- ¿Es esto lo que quieres? Parecías muy feliz.-  Marlene cuestiona con una mirada curiosa.  
- Rebecca es así, nuestra separación es amistosa y si decidimos que puede haber un futuro para nosotros, entonces trabajaremos en hacer que suceda.-  Ella responde terminando su café.      
– Tienes todo mi apoyo, todavía eres joven y tienes toda tu vida por delante.- Rebecca le comenta y extiende su mano a la de ella, sonríen ambas.
- Sólo vine a despedirme, pero esta vez voy a permanecer en contacto, lo prometo. Marlene cuida de Rebecca ella es mi única hermana. -  Rebecca la abraza.
– Lo haré Helena, pero sabe cuidar de sí misma y, por favor, visítanos de vez en cuando, no te olvides que tienes un sobrino aquí, que va a querer saber de su tía.-  Sonríe y se abrazan. Rebecca la acompaña a la salida. Marlene se relaja en el sofá, Rebecca regresa.     
– La voy a echar de menos.- Ella le dice sentándose al lado de Marlene.
- Pero creo que tomó la decisión correcta tratándose de Clark.-  Marlene arquea la ceja.
- Me pregunto si su actuación como un cafre no ha tenido nada que ver con eso.-  Da a entender con un suspiro, Rebecca se recoge en los brazos de Marlene y apoya la cabeza en su pecho.
- ¡No sé!  Mi hermana nunca ha tenido suerte en el amor, me siento muy mal por ella, pero parece feliz con su decisión.-  Marlene mira el monitor del bebé.
- Me parece escuchar al pequeño hombre. -  Se levanta.
- Iré a comprobar.-  Se suelta de las manos de Rebecca que oye llorar a  Mateo a través del monitor, Marlene trata de calmarle, Ella se acerca a las escaleras.
- ¿Está todo bien?-  Pregunta a sus sentidos agudizados.
- Él es un poco exigente. - Marlene lo mece en sus brazos y comienza a cantar suavemente en su oído. Rebecca observa a Marlene y su instinto maternal, ella también ha cambiado sin importar las incertidumbres de la crianza del infante, ha nacido para las dos. 
- Creo que  necesita un cambio de pañal.- Lo tumba, Rebecca recupera un pañal de la cómoda y se lo entrega.  Marlene lo cambia y lo limpia.
- ¿Qué tal si le damos un poco de tiempo?- Lo coge y él mueve sus pequeños brazos girándolos. Sonríe y comienzan nuevo a cantarle.
- Voy a desplegar el parque.-  le dice Rebecca y besa en la mejilla  a Marlene, corriendo baja las escaleras. Rebecca coge  el parque y  lo extiende, huele la frescura de la manta cuando lo extiende en el suelo, Marlene llega con él en brazos y lo deposita en el centro del mismo.
-Tengo que comprobar  si tengo suficiente leche. -  Rebecca toma su lugar al lado del bebé se tira boca abajo junto a él.
- ¡Ok! ¿Podrías traerme un vaso de vino?-  Marlene la mira.            
- ¡Hmmm! Eso suena bien, yo creo que tomaré un pequeño vaso también. - Les deja en el estudio y se va a la cocina a inspeccionar la cantidad de biberones que tenía. Marlene regresa y se sitúa frente a Rebecca.
- Nuestra pequeña familia.- Rebecca comenta en un susurro- ¡Marlene!-  Y continúa.
- Estaba muy nerviosa al principio, pero viéndonos ahora con nuestro hijo y lo bien que nos manejamos…-  Ella sorbe un trago de su vino.  - Siempre me asombras.- Lleva su mano y agarra un mechón de su cabello rubio haciéndolo girar. 
- Sabía que una vez que tuviéramos el bebé ibas a cambiar.- Marlene bromea, acerca sus labios a los de ella, Mateo hace sonidos en voz alta con la boca sorprendiéndolas, sus labios rápidamente se separan. 
- ¿Te estás quejando de esto?-  Marlene le hace cosquillas en la barbilla, él sonríe pateando con sus piernas hacia arriba, ambas se ríen de las monadas de a su bebé.  - Es increíble que tenga seis semanas. ¿Volveremos a trabajar la próxima semana?-  Rebecca pregunta. - Vamos a manejar esto bien, me  acostumbraré a él. Con la ayuda de Ruth.- Ella se inclina hacia delante y besa los labios de Marlene, de nuevo se miran fijamente a los ojos. La pasión erótica pasa por la intensidad de las miradas. Marlene pone su dedo índice en los labios de Rebecca.
- ¡No! No estoy lista.-  Le dice con autoridad.
- Marlene han sido seis semanas.-  Ella gime con un tono triste.
- Rebecca, te lo ruego.-  Advierte amable.
- No te lo estoy pidiendo, simplemente te pregunto y me dices que no estamos listas.-  Le comenta bajando la voz, Mateo empieza a quejarse.
- Apuesto a que tiene hambre.-  Rebecca responde tratando de evitar cualquier contacto visual con Marlene.
- Creo que le toca la derecha.-  Marlene se desabrocha la camisa y lo acerca a su pecho, comienza a succionar con avidez hasta que se queda dormido.      
- Se está haciendo tarde. ¿Qué cocinó Ruth? Tengo hambre.-  Rebecca hace una mueca al levantarse del suelo.
– Lo que hizo lo ha dejado en el horno, se ha ido al campo con un amigo esta noche.-  Marlene le responde y le entrega a Mateo. - Voy a calentarlo y preparo los platos.-  Ella se dirige hacia la cocina.
- ¿ En el nido o nuestro dormitorio?-  Le pregunta donde acostar al bebé, ella le responde al comenzar a subir las escaleras. 
- ¡Nuestra habitación! - Le ordena.
Rebecca coloca a Mateo en la cuna, con sus labios le besa ambas piernecitas y le cubre con su manta, le pasa los dedos por el pelo rubio de la cabeza.
- Estás guapo ya.-  Susurra con levedad y después comprueba el monitor de vigilancia del bebé.     
– A dormir bien.-   Añade antes de caminar de vuelta hacia abajo para acercarse a Marlene. 
- Siento lo de antes.- Rebecca expresa sintiéndose culpable, Marlene deja el plato frente de ella.
- Me siento bien y la mayor parte del dolor se ha ido, voy a ver al Dr. Kurtz el miércoles,  le preguntaré su opinión. Todo esto es nuevo para nosotras y yo simplemente no quiero hacer nada que me haga retroceder.- Hace la  observación con cautela.
- ¡Lo entiendo!-  Rebecca expresa su conformidad.
- ¿Estás realmente lista para regresar a las clases?- Rebecca le pregunta mientras gira su tenedor en su comida.
- Supongo que te has acostumbrado a tenerme aquí.- Se ríe y le empuja el brazo con el puño.
- Me gustaría más y mejor, si estuvieras aquí todo el tiempo.- Añade con una sonrisa, Marlene suspira.
- No quiero estar pegada a la casa, tengo una carrera también, tener hijos no significa que tenga que renunciar a ella.- Le responde con honestidad, Rebecca apoya su cabeza en sus manos.
- ¡Lo sé! Todavía recuerdo que pasaste muchos meses en casa sin nada que hacer, yo tenía una carrera que trabajé obsesivamente y tú contabas los cristales de las ventanas.- Ambas hacen unas risas.
- ¡En serio!- Rebecca habla de nuevo. - Debes tener una carrera y ser un modelo positivo para nuestros hijos. A mi me gusta trabajar desde casa a pesar de que me tenga que ir de viaje más de lo que me gustaría.- Le transmite con una sonrisa de sinceridad. 
- Las dos sabíamos que tendrías que viajar,  con Ruth aquí, creo que todo saldrá bien.-  Marlene le comenta.  
- ¡No sé! No quiero hacer esto para siempre, quiero estar cerca de nuestros hijos.-  Responde con franqueza, Marlene sonríe ampliamente.
- ¡Te amo! - Besa un lado de su cara.
- Ya te ayudo con los platos.-  Ofrece Rebecca.
- Nunca te he preguntado sobre esto.- Comenta Marlene.
- ¿Qué es?- Cuestiona curiosa. 
- Vivir este tipo de vida, ya sabes, la limpieza de la cocina, cocinar, bebés…- Mira con seriedad a Rebecca.
- No lo pensé en un primer momento, pero ésta es nuestra casa y yo quiero lo que tu quieres y si esto te hace feliz, entonces estoy feliz.-  Ella la mira fijamente a los ojos.             
- ¡Bésame!- Marlene se lo exige con calma, la agarra por los hombros y la besa con pasión, su lengua entra y sale en la boca de Rebecca.
- ¡Vamos escaleras arriba!- Susurra en el oído de Rebecca que acaricia el lado de su cara.
- Pero dijiste…-  empieza a hablar.
- ¡Calla!- Marlene pone su boca en la de ella otra vez para besarla con fuerza sexual. Suben las escaleras besándose y acariciándose.
- Está dormido.- Marlene dice en silencio y cae en la cama. Se coloca encima de Rebecca provocándola con sus labios. Se para en la oscuridad de sus ojos mientras los ve moverse hacia atrás y hacia adelante en la penumbra de la habitación.
- ¿Qué estás pensando?-  Le pregunta a Rebecca.
- En lo mucho que te amo y a  nuestro hijo y lo feliz que me hacéis y que tengo que ser más explícita sobre las cosas cuando no van bien.-  Ella frunce el ceño ligeramente. Marlene coloca sus labios sobre los de ella para besarla, en voz baja le responde.
- Gracias por ser honesta, eso significa mucho. -  Responde al desabrocharle lentamente la camisa, su lengua saborea la dulzura de su piel.
- Sólo si te sientes bien.- Rebecca le susurra al oído.
– Quiero,  como si nunca te hubiese querido antes.- Marlene habla en voz baja tratando de mantener la calma, besa y agarra el labio inferior de Rebecca entre los dientes, rápidamente termina de desabrocharse la camisa arrojándola al suelo, le acaricia la mama a través de su sujetador soltando el mismo, revela los pezones endurecidos de Rebecca.  
- ¡Dios!- Jadea mientras Marlene los besa, las manos de Rebecca empujan sus hombros hacia abajo a su abdomen apretado.
- Hazme el amor.- Le suplica, los dedos de Marlene retiran lentamente la cremallera de sus pantalones vaqueros,  comienza a acariciar el montículo y deslizando aún más en sus pantalones,  Rebecca se retuerce y arquea su espalda cuando Marlene acaricia con ritmo de frenesí.
- ¡Marlene!- Grita tapándose la cara con las manos. El sonido del llanto del bebé  las detiene, Marlene se levanta como si estuviera confundida.
- Voy a comprobar que le pasa.- Rebecca se pone la bata y se acerca a la cuna.
- ¡Shh, pequeño!- Marlene enciende la lámpara, Rebecca lo estrecha en sus brazos. - Creo que se necesita un cambio de pañal.- Mira a Marlene y lo coloca sobre la cuna para limpiarle y cambiarle. - Hay que…- Y le da una patada espontánea, ella lo recoge.    
- ¿Hambre?-  Le frota la nariz contra la suya, él sonríe y sus ojos azules se iluminan como si algo lo hubiese excitado. Marlene se lo lleva a la cama y lo coloca  entre ellas.
- Es tan perfecto.- Rebecca, lo alaba frotándole la barriga.
- Él está hambriento.-  Marlene, indica con garantía maternal.
- Creo que voy a ir ducha.- Rebecca  responde, Marlene le da el pecho al niño y luego lo acuna hasta que se vuelve a dormir de nuevo. Rebecca se acerca a la puerta con una toalla en la mano mientras se seca el pelo.
- ¿Está dormido?-  Marlene asiente.
- ¡Sí!- Susurra en voz baja.
- ¿Por qué no te duchas?- Ella termina de secarse el pelo y se pone el pijama, comprueba de nuevo a Mateo cubriéndolo con su manta.
- ¿Todo bien?- Marlene pregunta mientras se desliza en la cama acurrucándose junto a Rebecca.
- Le tapé, parece calmado ahora.- Ella se ríe.
- Hay que admitir que nos asustó.- Marlene habla al oído de Rebecca.
- ¡Sí! Yo no esperaba que se despertarse, hacíamos demasiado ruido supongo.- Ambas ríen y se besan.
- Cuando sea más mayor va a ser más inquisitivo y curioso y vamos a tener que ser más cuidadosas.- Marlene advierte. Rebecca piensa brevemente acerca de lo que acaba de decir.
- Es cierto, pero por ahora.- Marlene aprieta su dedo índice sobre los labios de Rebecca.
- Cuando sea un poco mayor lo vamos a pasar a su cuarto.-   Se incorpora y apaga la lámpara.       
- Ahora a dormir un poco.- Añade Rebecca que se da la vuelta y la abraza por la cintura pegándose a ella.

Los ruidos y gemidos del bebé despiertan la curiosidad de Rebecca, ella levanta la cabeza somnolienta y mira alrededor de la habitación, Marlene todavía está dormida, ella se levanta y comprueba que el niño está despierto.
- ¡Buenos días!- Le susurra con dulzura, le retira el pijama y cambia el pañal. Rebecca en silencio le lleva a la planta baja y lo pone en el parque en el estudio.
- ¿Hay que calentar una botella?-  Ruth preguntó a oírla entrar en la cocina.  
- ¡Sí, por favor!- Murmura.      
- Está recién hecho si usted quiere una taza de café.-  Rebecca entra y se sirve una.
- ¿Qué tal ha dormido anoche?-  Ruth interroga mientras calienta la botella. Rebecca piensa en la noche anterior y se ríe de sí misma.
- Se despertó una vez.- Siente una racha de enrojecimiento cruzar su cara.
- ¿Está todo bien? Te veo un poco sonrojada.-  Le pregunta Ruth que le entrega la botella.
- ¡Uh, no! No, todo está bien.- Rebecca esboza una sonrisa y regresa al estudio, coge a Mateo en sus brazos y le da su biberón.
- ¡Hmmm! Hay que tener mucha hambre.-   Juguetea con él mientras traga la leche del biberón. Marlene está observando desde la puerta como Rebecca se relaciona con su hijo.
- ¡Buenos días!- Dice en voz baja.
- ¡Hey! Buena mañana.-  Rebecca responde, Mateo comienza a moverse y más fuerte a medida que termina su desayuno, Marlene se acerca a ellos
– Haces muy buena madre.-  Ella afirma seria mirando a los ojos de Rebecca.
- ¡Te quiero!- Ella le susurra, sus labios se topan en un beso.
- Tengo una pequeña sorpresa para ti.-  Rebecca continúa hablando después del beso dulce que acababan de compartir.
- ¡Oh!- Marlene responde, Rebecca le entrega a Mateo en los brazos. 
– Vuelvo en un momento.-  Se dirige a la oficina, extrae dos entradas de su bolso.
- ¿Cuál es la sorpresa?- Marlene alza la vista hacia ella con un brillo en sus ojos. 
-  Dos entradas para la noche sinfónica.-  Rebecca se las pone detrás de su espalda, se  las enseña intermitente.  
- Antes de decir nada, Olli va a venir esta noche, él y Ruth se van a hacer cargo de Mateo, he hecho reservas para las  seis en Schneider y luego el concierto comienza a las ocho.-  Ella comenta mostrando  entusiasmo en su expresión.
- ¡Rebecca!-  Marlene responde sorprendida,  ella se sienta a su lado en el sofá.
- No llegamos a celebrar nuestro aniversario y sé lo mucho que te encantaría tener una noche fuera. -  Rebecca espera una palabra de suya. Ella la abraza.
- ¡Gracias Rebecca! Será muy especial. – Rebecca sonríe y añade.
- ¡Bueno! Entonces, tengo algunos asuntos que atar en mi oficina.- Se pone de pie para agacharse y besar a los dos en la mejilla.
- Voy a ir  arriba a bañarlo y luego vamos a ver a papá y tal vez pasaré a visitar Elisabeth, Kim vendrá a recogerme. - Marlene narra con alegría pensando en la noche romántica que ella y Rebecca compartirán.

2 comentarios:

  1. Gracias por compartir cada uno de los capitulos, la narracion detallada de cada uno de ellos los hace interesantes y deja al lector en suspenso en espera del proximo capitulo...

    ResponderEliminar
  2. Gracias, es lo esperado, que crezca el interés.

    ResponderEliminar