Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 1 de junio de 2018

Episodio cuadragésimo octavo


  Decisiones difíciles

Marlene consuela a Rebecca abrazándola. Empieza a bajar del shock que había sentido. - Está bien llorar, Rebecca. - Marlene le dice como alivio. - Simplemente no puedo creer lo que está sucediendo. - Ella aparta el rostro de Rebecca para mirar en sus ojos. - ¿Tiene familia? - Ella preguntó. - Sé que sus padres están en Inglaterra y que ambos estaban con una salud deficiente, era hijo único. - Rebecca hace una mueca y le responde. - ¿Los conociste? - Pregunta. - ¡No! Él se fue a casa la pasada Navidad, pero no me contó mucho a su regreso. - Expresa pensando en la época en que estaban juntos. - ¿Tratarás de hacerles saber? - Marlene pregunta curiosa. - No lo creo. - Se encoge de hombros. - No los conocí, Eric no hablaba de ellos en absoluto y no sé los problemas de salud que me dijo, tenían. - Sacude la cabeza una vez más con incredulidad. - ¡Shh! Pronto estarás bien. - Reconforta de nuevo acariciando el rostro de Rebecca con la mano.  - ¡Te amo! – Mueve su mano hacia el abdomen de Rebecca, tocando suave. - Estoy sin hambre. ¿Te importaría si me acuesto un rato? Necesito algún tiempo sola. - Se levanta del sofá y camina lentamente hacia el dormitorio. Cae sobre la cama en duelo, se acaricia el abdomen y solloza en voz alta por el dolor que siente al perder a alguien con quien ella estuvo tan cerca, se siente devastada.



Marlene camina hacia el exterior y se sienta en el porche trasero. Cuelga su cabeza de tristeza por Rebecca. Levanta el móvil y llama a Grace. - ¿Podemos hablar? – Le pregunta con severidad. - ¡Sí! Ven preparo un poco de té, te espero. - Marlene entra y verifica a Rebecca y la deja llorando.

Marlene sube corriendo las escaleras y entra en la cocina de Grace, ella ha puesto la tetera y las tazas en una bandeja. - Pareces disgustada, ¿Está todo bien? -Pregunta con curiosidad. - ¡Sí y no! - Marlene le responde. Toman la bandeja, salen al porche y se sientan. - Rebecca se está sintiendo bien, pero hemos tenido un problema. - Comienza a decir. - ¡Bueno! Espero que sea algo que pueda resolverse. -  Le sirve el té de Marlene mientras habla. - Grace, creo que Rebecca va a mantener al bebé. – Le dice con tranquilidad. - Es su decisión. - Grace parece aliviada. - ¡Sí! y Eric es definitivamente el padre. ¿Sabes algo sobre esto? - Busca una respuesta.   - ¡No! - Suspira al darse cuenta que podría causar una brecha entre las dos. - ¡No! No sabía nada, Rebecca no dijo una palabra. David tampoco lo haría, la privacidad del paciente. Marlene pareces insegura. ¿Qué está pasando? – Responde con una pregunta. Marlene piensa un momento. - No estaba segura de poder tratar con su embarazo, ella me ama y vino aquí para estar conmigo, pero se acuesta con un hombre de su pasado. - Se queja Marlene. - ¿Y lo estás manteniendo en contra de ella? - Grace responde rápida, Marlene entiende el sentido de la pregunta. - No debería, la negué demasiadas veces, no puedo culparla por completo, soy culpable también si quiero ser realista conmigo misma, él entró en un momento en que era muy vulnerable. – Razona dando el hecho por aceptado. - ¿Qué decisión has tomado? - Pregunta Grace, Marlene sonríe. - Le pedí que se case conmigo, Grace. - Hay un segundo de silencio entre ellas. - ¿Ella dijo que sí? – Pregunta intrigada. – Lo hizo, quiere casarse conmigo. - Grace la estruja en un fuerte abrazo. – Me has alegrado el día. Estoy muy feliz por ti. – Marlene se queda pensativa pero sonriente. - Rebecca y yo hablamos, estuvimos de acuerdo en que Eric debía saberlo. Ha estado tratando de hablar a él sin conseguirlo, al fin llamó a la revista para la que trabaja. Allí le dijeron que Eric había muerto en un atropello en Milán donde estaba cumpliendo un reportaje. - Le explica. - ¡Oh, Dios mío! Rebecca debe estar devastada. - Comenta Grace, mirando a Marlene con tristeza. - Y por eso estoy aquí, ella necesita algo de tiempo a solas. - Terminan el té. - Debería ir a ver, si se despierta, se preguntará dónde estoy. – Le dice Marlene con una mueca de dolor al caminar hacia la puerta. - Otra cosa más. – Grace la mira con suspicacia. - ¡Si! ¿Y qué es? - Grace pregunta curiosa. – Rebecca y yo hemos hablado de un lugar donde nos gustaría casarnos y nos preguntamos si te importaría que lo hiciéramos aquí. - La cara triste de Grace se convierte en una sonrisa. - David y yo estaremos muy honrados. – Expresa llena de agradecimiento. Marlene se echa hacia atrás. - ¿Podrás defenderlo por nosotras? - Ella cuestiona con una sonrisa. - Seguro, eres mi mejor amiga Marlene y siento que también he encontrado una verdadera amiga en Rebecca. -  Suscribe sin excitación. - Así que supongo que tendremos que hacer arreglos, pero primero necesito ayudar a Rebecca a superar esta devastación. -  Le expone con firmeza. - ¡Bueno! Cuando vuelvas a trabajar ya se hablará, Rebecca también necesita atención para su salud y con un bebé. -  Marlene arquea la frente y dijo. - ¡Dios mío! Vamos a ser madres. -Sonríe pensando. - ¡Sí y pronto! Pero tengo que preguntarte, Marlene. - Grace hace una pausa. - No querías hijos con Mark. - Marlene la detiene. - No amaba a Mark, no le exigí a Rebecca que tenga este niño, no es esa la opción, pero la amo y quiero esto para nosotras. -  Expresa con convicción. - Serás una buena madre, Marlene, no tengo dudas. – Se despiden y la contempla paternalmente mientras se aleja.



Rebecca está acurrucada en el sofá. - ¡Hola! ¿Dónde has estado? – Bosteza al preguntar mientras Marlene cierra la puerta. – Hablando con Grace, pensé que querías estar a solas. - Rebecca gruñó. - Todavía no puedo con el dolor, me siento horrible, la última vez que lo vi, lo lastimé sabiendo que estaba enamorado de mí. – Cuenta Rebecca. – Quiero ayudarte a vencer esto, sé que significó algo para ti, después de todo es el padre de este niño. - Marlene habla con realismo.  – Lo sé Marlene, pero me siento mal y… - Ella la mira fijamente a los ojos. - ¿Podrías por favor solo abrazarme? – Le suplica en voz baja. Marlene acoge a Rebecca en sus brazos. - ¡Te amo Rebecca! Y mucho más de lo que en la vida sabrás, no quiero vivir sin ti. - Le pasa los dedos por el cabello. - Marlene, espero que no te enojes conmigo, quiero decir que… yo causé esto. - Expresa inclinando la cabeza contra el pecho de Marlene. - Vamos a ser madres, una vez que nazca nuestro hijo, lo puedo adoptar y verdaderamente convertirme también en su madre. - Ella consigue una sonrisa de Rebecca. - Estás muy delicada Rebecca, no puedes permitirte estar estresada o no conseguir el descanso que necesitas para recuperar tus fuerzas, no queremos que vuelvas al hospital. – Acaricia con su dedo índice la barbilla de Rebecca. - Tengo una cita con el Dr. Raines el lunes, David se empeñó. - Ella habla serio. - Necesitas prepararte porque habrá pruebas para conocer si los medicamentos que te han administrado no han dañado al feto. Debemos asegurarnos de que el bebé esté bien. -  La instruye con un tono informativo, muy profesional. - ¡Sí! David me lo explicó. - Acaricia el rostro de Marlene. - Así que vamos, tienes que comer ahora, no sólo para mantener tus fuerzas, sino para reponerte. - Ordena Marlene tratando de levantar el espíritu dañado de Rebecca. Se sientan a la mesa juntas, Marlene toma su copa, bebe su agua y mira a Rebecca. - ¡Te amo! – Le dice con la mirada encendida. Rebecca juguetea con su comida. – Yo también te amo. – Le contesta con una sonrisa burlona. - Termina el resto de tu comida Rebecca. – Le ordena y ella apura el plato. Marlene limpia la mesa recogiendo el servicio, Rebecca ayuda, Juntas frente al fregadero, miran por la ventana. - Es una tarde hermosa. ¿Por qué no ponemos los suéters y damos un paseo? Puedo hacerlo. - Rebecca propone con calma. - Está cerca la oscuridad, Rebecca. No te quiero en el aire de la noche. -  Le comenta, se visten con sendos chaquetillas de punto y se dirigen por el camino de arena a la playa. Rebeca toma a Marlene por la cintura. - ¿Sabes cuántas veces he soñado con un paseo como este? – Le habla con dulce tono, Marlene sonríe. - Una de las cosas que más he echado de menos eran nuestros paseos a caballo. -  Comenta contenta. - Yo también, y por el río. - Responde Marlene. – Y echaba de menos el tiempo que compartíamos a solas. -  Se ríe. Rebecca la hizo girar hacia sí. – Lo sé, me dediqué a trabajar y perdimos eso. - Señala racionalmente. - Mi visita a Nueva York me dio algo. – Comenta dirigiéndose a Marlene mientras caminan. - ¿Y qué fue? - Le pregunta. - La tienda de Stanton Street está disponible y la alquilé. -  Siente que su garganta se aprieta mientras habla. - Creo que es genial. - Ella sonríe al responder. - ¿Lo dices, lo dices en serio? - Rebecca exclama con una amplia sonrisa, la abraza con fuerza y acerca los labios a su boca en un tierno beso. – Mas que nada, te amo. Si quieres trabajar, nunca te pediré que dejes de hacer lo que amas. No quiero volver a Düsseldorf. Si vuelves a LCL, eso no está en mi idea de vida. – Le dice en un reto. Rebecca acerca su rostro al de Marlene.  - Cuando te dije que haría sacrificios para estar contigo, eso es exactamente lo que quería decir, sí habrá veces que deba ir a casa y hacer cosas en LCL, es mi negocio Marlene. La tienda en la calle Stanton me da la oportunidad de probarme a mí misma, en solitario, como una empresaria por su cuenta. - Reflexiona. - No olvides que vamos a tener un bebé. - Marlene bromea y la abraza. Rebecca se siente triste viendo los últimos rayos del sol ocultarse. - Hoy es para Eric. - Hace una mueca mirando hacia su vientre. - Estoy de acuerdo, sé que en el fondo significaba algo para ti, un hombre maravilloso que cumplía con la necesidad perdida que tenías. -  Marlene reconoce en voz baja. Rebecca suspira profundamente. - ¡Qué pérdida! Una pérdida que otra mujer podría haber disfrutado. -  Suspira. - Volvamos a la cabaña. - Caminan de regreso. – Arriba. - Marlene señala y continúa. - ¿Será esa tu oficina? - Rebecca sonríe. - ¡Sí! Planeo diseñar y coser en el sofá sentada.  Contrataré a un gerente diseñador y una costurera para la tienda de Stanton Street. Yo dibujaré los bocetos que tendrán un nuevo estilo de diseño. Todo para allí en una operación pequeña pero fantástica. - Suelta una risilla y le hace cosquillas a Marlene. - Veo que tus intenciones con Stanton Street son buenas. - Dice Marlene y luego la mira.  - Sé que estás preocupada por LCL, he hablado con Elisabeth al respecto y ella piensa que es una idea maravillosa, Tristán también, solo quieren que sea feliz. – Le dice y la acaricia mirando sus azules ojos. - ¿Entonces esto no será de gran escala? - Busca una respuesta. - ¡No! Una simple tienda de vestidos que satisfaga las necesidades de aquellos que quieren diseños de primera línea. – El comentario la hace sentir más a gusto. - ¿Qué hay de LCL? – Marlene no ceja. - Como he dicho, habrá momentos en que necesitaré atender las cosas allí, las reuniones, los días de la moda, yo ya no voy a vivir allí, es aquí donde quiero estar, contigo. Tienes una carrera ahora y es hora de dejarte vivir tus sueños, sin argumentos. - Sonríe y se besan. - Me preocupa que no te sientas feliz de estar aquí. - Marlene habla en un tono realista. - Tonterías, te amo y quiero estar contigo sin importar qué y si significa… entonces, entonces… - Se levanta del sofá y camina hacia la ventana. - ¿Qué sucede Rebecca? - Marlene pregunta con un aire de preocupación. - No puedo dejar de pensar en como te lastimé en el pasado, mi estupidez en lo que se refiere a nuestras vidas personales, las mentiras que dije, lo perdí todo. Cuando te fuiste fue una llamada de atención, no peleé lo suficiente, pero en el fondo de mi pensamiento, supe que necesitabas una liberación, todo lo que pasaste con Hagen, la violación, Tristán. - Tartamudea muy cerca de ella. - ¡Shhh!  Todo eso está acabado, sí, es cierto sí, no tomé las mejores decisiones y debería haberte dado otra oportunidad. - Con su dedo alza la barbilla de Rebecca. - ¡Cariño! Todo está bien ahora, tenemos que superar todas esas preocupaciones y dudas, empezamos de nuevo sin nada que nos retenga, solo tú y yo. - Su sonrisa calentó el ánimo de Rebecca. - Nunca he sido buena para cumplir las promesas, pero te prometo que haré lo que sea necesario para hacerte feliz. - Se acerca y toca sus labios con los suyos. - ¿Estás al tanto que te vas a casar conmigo?  Ya soy feliz con saberlo. – Le dice Marlene con ternura. Se abrazan. - ¡Marlene! - Rebecca se queda mirando y traga saliva. - ¡Sí Rebecca! – Susurra con sus labios temblando. - ¿Hacemos el amor?  - Acaricia su garganta y toma su mano llevándola a la cama.  - ¿Estás segura? - Pregunta y empieza a desabotonar su camisa. - Estoy muy segura. - Rebecca le desabrocha la camisa exponiendo la epidermis que se excita como piel de gallina. - Mi dios me vuelves loca. - Marlene usa la punta de los dedos y la piel de Rebecca se enerva al tocarla con esa ternura. Marlene contempla su desnudez, la libera de los pantalones y se desprende de los suyos. Rebecca yace en la cama extendido su cuerpo y aceptando el tacto de Marlene dentro de sí.  Gime y gime con pasión, los besos se mezclan con los cabellos de Marlene. Jadea con ganas. - ¡Por favor! No te detengas. - Marlene aprieta sobre las caderas de Rebecca conduciendo a que se mueva a impulsos hasta que se arquea rígida, se agita y se encrespa en un clímax magno. Rebecca rueda rápida sobre Marlene besando salvaje su cuerpo con placer erótico. - ¡Eres tan sexy! - Susurra Rebecca mordisqueando los labios y con las manos acariciándole los costados. - ¡Rebecca! - Marlene jadeó respirando. - ¡Dime amor mío! - Susurró suavemente. - Te quiero en mí. – Ella aprieta sus cuerpos y empuja a Rebecca hasta que la siente, comienza con un movimiento constante hasta que hace una mueca de satisfacción en un clímax de liberación sexual. 
Rebecca pronto se queda dormida por el agotamiento. Marlene permanece acostada a su espalda acariciando el lado de su brazo con las yemas de los dedos. - Te amo tanto que significas todo para mí. – Le expresa romántica besando la parte superior de la cabeza de Rebecca que podía sentir el aire entrar y salir fuera de su pecho. - Hay tanto esperando por nosotros. - Musita en continuidad. Se queda dormida, acunando a Rebecca en sus brazos.



Marlene pasea por la sala de espera de la consulta del doctor Raines cuando oye el crujido de la puerta que se abre, se da la vuelta para ver a Rebecca allí de pie. - ¿Está todo bien? - Se apresura a su lado. - ¡Bueno! Estoy definitivamente embarazada. Me han hecho un análisis de sangre y han programado algunas pruebas para mañana, pero dado como están las cosas hoy, no se puede hacer más. - Rebecca tiene una mirada preocupada. - Estaré a término, a finales de abril. - Murmura mientras salen. - ¿Son esas pruebas en el hospital? - Marlene pregunta ayudando a entrar en el auto. - ¡Si, lo son! A las nueve. – Responde. - Así que esperamos lo mejor. ¿Estará el doctor Raines haciendo esas pruebas? -  Marlene curiosea. - ¡No lo sé! Sólo me dijo que me informe en la recepción y que me llevarán a la sala correspondiente. - Marlene la llevó de vuelta a la cabaña. - ¿Qué pasa si las cosas no son todo lo buenas que esperamos? - Marlene pregunta con aire de preocupación. Rebecca se encoge de hombros y un rastro de miedo cruza su rostro. - No lo sé Marlene, solo… - Hace una pausa y aspira aire. - Si el niño es deforme... - Menea la cabeza y luego mira a Marlene. -  Entonces no sería justo mantenerlo, no lo puedo ver. -  Llora mientras habla, Marlene asiente. - Entiendo que no sería justo, pero tu calendario para un aborto es muy corto y tendría que hacerse rápido. - Suspira en una respuesta. - Estoy cansada, creo que me ducharé y me voy a acostar temprano. –

  

El día de las pruebas Marlene se encuentra en la sala de espera del ala de Ginecología del hospital. Grace aparece de pronto. - ¿Estás bien? – Le pregunta y ella se frota el lado de su brazo. – Lo estaré cuando escuche algo que me haga sonreír. – Le dice, aunque lo ve difícil. - ¿Por qué no tomamos un café? - Grace le ordena y le coge la mano. - Yo debería esperar aquí. - Grace sonríe. - Tardarán un buen rato, ven. -   Marlene la sigue y encuentran un asiento en una mesa cerca de la puerta de la cafetería. - ¡Rebecca! ¿Cuáles son sus sentimientos? – Pregunta Grace. -  Hablamos anoche sobre eso y estoy de acuerdo con ella, que si el niño no es normal no lo mantendrá. - Grace cierra los ojos y respira hondo. - Es un gran paso, pero comprensible. – Reflexiona y abraza a Marlene. - Quiero lo mejor para ella, Grace. -  Implora y mira fijamente el último trago del café en su taza.  - Quiero volver arriba. - Apura rápidamente el café y abandona a Grace. Se acerca al ascensor, sube y cuando las puertas se abren mira alrededor de la sala de espera, pero no ve que Rebecca esté. Toma asiento pensando en cómo debía estar.  - ¡Marlene! - Se sobresalta de sus pensamientos, alza la vista y ve a una Rebecca sonriente. Ella la coge del hombro y luego le pone su chaqueta. - Tengo hambre. – Rebecca no dice mucho a una Marlene intranquila. - ¿Qué dicen las pruebas? - Marlene pregunta cuando las puertas del ascensor se cierran y se quedan solas. - Estoy bien y el bebé también. – Le dice aliviada. Marlene la toma entre sus brazos. - ¡Gracias a Dios! - La sostiene abrazada.

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