EMPEZAMOS
Rebecca entra en la orangerie
y encuentra a Marlene acurrucada y dormida con el libro que había estado
leyendo todavía en la mano. Se acerca a la cama y tranquilamente le retira el
libro. Marlene gimotea.
- ¡Hey!- Rebecca le habla separando el pelo de la frente y besándola.
-
¿Cuánto tiempo llevas dormida?- Le pregunta. Marlene mira como deslumbrada por la
habitación.
-
Hace un tiempo supongo.- Le responde al tiempo que se sienta.
-
¿Qué hora es?-
Se frota los ojos.
–
Las seis.- Le
contesta Rebecca.
-
Tenemos compañía para la cena. ¿No tienes ganas de comer?- Le pregunta mientras comienza
a quitarse la ropa. Marlene se pone de pie.
-
¡Sí, claro! -
Rebecca entra en la ducha, Marlene se une a ella.
-
¿Debemos…?- Comienza Rebecca a hablar, la mano de
Marlene le cubre la boca.
- No hables.- Murmura sobre sus labios y besando a continuación el hombro de Rebecca, sacude los brazos de las gotas de agua caliente que caen sobre su cara. - ¡Marlene!- Rebecca exhala con los ojos cerrados mientras disfruta de las manos de Marlene que acarician su pecho y luego la cadera.
- No hables.- Murmura sobre sus labios y besando a continuación el hombro de Rebecca, sacude los brazos de las gotas de agua caliente que caen sobre su cara. - ¡Marlene!- Rebecca exhala con los ojos cerrados mientras disfruta de las manos de Marlene que acarician su pecho y luego la cadera.
-
Quiero hacer el amor contigo.- Ella se arrodilla besando Rebecca en los lugares más
sensibles de su cuerpo. Rebecca juega con sus dedos por los mechones húmedos del
pelo de Marlene. Atrapa su cabeza aferrándola sobre su montículo. Gime en voz
alta al culminar en un incontrolado orgasmo. Se desliza por la pared de la
ducha hasta sentarse. Marlene la levanta con sus brazos. - ¡Te quiero!- Expresa dulce Rebecca.
-
Debemos vestirnos.-
Ella le ordena de vuelta a la realidad.
-
¿Quién es el invitado de la cena?- Marlene pregunta poniéndose un vestido de la
mano de Rebecca.
-
Angelo Carmella, el diseñador de ropa interior que contratamos de Italia.- Ella le contesta y sonríe dándole un azote en el trasero de Marlene.
-
¡Hey!- Rebecca coge su mano tirando de ella para
darle un beso.
-
¡Hmmm! Podría quedarme aquí.- Rebecca sonríe, pero luego suspira rápidamente.
-
Nuestro invitado y la cena están esperando.- Le hace un gesto de vamos con la cabeza y se
trasladan a la gran sala donde se están sirviendo aperitivos.
-
Rebecca, Marlene, ¿Whisky? - Pregunta Tristán. Marlene sonríe extrañamente.
-
¡No! Para mí no, pero gracias!- Tristán la mira raro y
luego a Rebecca.
-
¿Rebecca?- Le entrega la bebida.
-
¡Gracias!-
Ella se acerca a Elisabeth. - ¿Emocionada?-
Ella busca la expresión de su rostro.
- Eufórica,
me gusta su trabajo y no puedo esperar a ver lo que podemos conseguir.- Rebecca piensa por un momento.
-
¡Tanja! ¿Cuáles serán sus pensamientos?- Elisabeth y Rebecca caminan hacia el sofá.
-
Creo que está impresionada con la entrada y la forma en que vivamente se
presentó.- Rebecca
duda.
- ¡Sabes cómo es Tanja! Un diseñador débil o uno que no puede controlar las malas
situaciones perecería en LCL. Pero creo que él tiene confianza y creo que está en
sintonía con la moda que buscamos.- Rebecca
mira hacia la puerta dónde aparece Justus que introduce a Angelo en la gran sala saludando a todos dando la mano.
-
Bienvenido a Königsbrunn. ¿Scotch?- Tristán le ofrece después del saludo.
-
¡Sí! Por favor.-
Acepta el vaso de Tristán. Mira la habitación y se maravilla de las pinturas en
la pared y camina hacia el sofá. Elisabeth se pone de pie.
-
¿Confío en que haya descansado?- Le pregunta.
-
¡Sí! ¡Gracias! Precioso este lugar.- Añade
dando un sorbo a su whisky.
-
Si desea, puedo mostrarle los jardines por la mañana.- Elisabeth habla con
entusiasmo.
-
Sí que estaría bien, me gustaría… y ¿Cómo
estás esta noche, Rebecca?- Ella sonríe.
-
¡Bien! ¿Qué tal la reunión con Sebastián?- Se
vuelve para mirar en la dirección de Sebastian.
-
Tenemos más mañana temprano en el estudio. Aún discutiremos sobre el contrato, yo
estoy de acuerdo por la parte oficial. Empezaré el lunes y tal vez a finales de
la semana tendré la visa de trabajo.- Termina su whisky. - Discúlpeme por ser indiscreto.- Se aclara la garganta con un poco
de tos antes de continuar.
-
La rubia que está hablando con Sebastián y Tanja. ¿Quién es ella?- La frecuencia cardíaca de
Rebecca se acelera.
-
Marlene, Marlene Von Lahnstein.- Él la contempla con una mirada lujuriosa.
-
Ella es hermosa.-
Él le responde con admiración por belleza.
-
Ella es eso.-
Rebecca se ríe un poco en voz baja. - ¡Ella…!-
Justus entra anunciando que la cena está
lista para ser servida, cortando de forma drástica la conversación de Rebecca.
Elisabeth toma a Angelo por el brazo y lo conduce al comedor y lo sienta al lado
de Tanja. Elisabeth levanta la copa de
vino.
-
Antes de empezar a disfrutar de esta maravillosa cena que la señora Lentz ha preparado
especialmente para esta noche. Me
gustaría dar la bienvenida a nuestros huéspedes y más al nuevo diseñador de la
ropa interior el Sr. Angelo Carmella.- Todo el mundo levantó su copa en un brindis.
Rebecca mira a Marlene con arteras intenciones, su mano llega por debajo de la
mesa y acaricia la pierna de Marlene que le dirige una mirada de reprobación.
–
¡Ya hemos cumplido antes!- Marlene expresa con cierta vehemencia.
–
¡Lo sé Marlene, lo sé!
- Le da un apretón de manos suaves sobre
la mesa. Comienzan a cenar. Discuten sobre el negocio LCL durante la cena y los efectos
de la moda de LCL en Roma. Después del postre, Tristán se levanta de la mesa.
-
Creo que es tiempo para una última copa. ¿Alguien le importa unirse a mí?- Pregunta para volver a la
gran sala. El fuego de la chimenea brilla intenso. Marlene se sienta en el
sillón de relax y repasa mentalmente con una sonrisa sobre el rato en que ella
y Rebecca hicieron el amor.
-
Disculpe, ¿Puedo unirme a ustedes?- La voz de Angelo la sorprende.
-
¡Por favor!-
Ella se ofrece con un movimiento de su mano. Él se sienta y observa las llamas
parpadear llega a ser obsesivo con ellas sin hablar.
-
¿Es usted de Roma?- Marlene comienza la conversación rompiendo su
mirada.
-
¡Uh! Sí nací y me crié en ella.- Marlene vuelve a preguntar.
-
La moda. ¿Cómo le surgió eso?- Él la mira con una
sonrisa.
-
Siempre he pensado que la belleza del cuerpo de una mujer se adorna en los ojos con
una vestimenta agradable. Comencé a dibujar en mi adolescencia y decidí
entonces que mi vida sería el diseño.- Él
responde con confianza.
–
Yo soy el director de arte en LCL y el diseño gráfico es mi fuerte.- Ella le ilustra.
- ¡Oh!- Sus ojos se iluminan. - ¿Así que vamos a trabajar juntos?- Ella sonríe.
- ¡Oh!- Sus ojos se iluminan. - ¿Así que vamos a trabajar juntos?- Ella sonríe.
-
Nosotros, sí, especialmente cuando estemos armando una sesión de fotos o un
desfile de moda. Creo que la línea de lencería será el centro de atención en
nuestro desfile de moda a finales de primavera.- Ella le responde sin que se den cuenta que
Rebecca viene caminado detrás de ellos.
-
Tal vez podríamos reunirnos más tarde, le podía mostrar algunos de mis dibujos,
y quien sabe, tal vez usted podría modelar algunas de las prendas interiores.- Él hace su discurso un poco
más relajado.
-
¿Puedo conseguirle algo de beber?- Pregunta con la esperanza de continuar la
conversación. Rebecca se aclara la garganta haciendo que ambos vuelvan la
cabeza.
- Eso no será necesario.- Ella interviene con una mirada juguetona hacia Marlene. - Marlene no modela la ropa interior, ella simplemente dirige el arte y reúne sus conjuntos para el espectáculo. Trabaja de una manera diferente a la nuestra.- Rebecca comenta con una mirada deliberada.
- Eso no será necesario.- Ella interviene con una mirada juguetona hacia Marlene. - Marlene no modela la ropa interior, ella simplemente dirige el arte y reúne sus conjuntos para el espectáculo. Trabaja de una manera diferente a la nuestra.- Rebecca comenta con una mirada deliberada.
-
Pido disculpas.-
Siente una ligera vergüenza.
-
No hay necesidad de disculparse, el coqueteo no es parte de su puesto de
trabajo. Sí ella es muy hermosa como usted dijo antes.- Él comienza a aflojar la corbata.
Rebecca le mira con reprobación.
-
Yo sólo estaba tratando de hacer conversación, realmente tengo que pedir
disculpas de nuevo, nunca haría nada para acosar o molestar a cualquier
compañero de trabajo.-
Habla con tranquilidad. Rebecca sonríe.
-
Señor Carmella, bienvenido y estoy segura de que tendremos una relación de
trabajo profesional muy buena, pero estoy felizmente casada.- Marlene añade con una mirada
a Rebecca.
-
¡Marlene!- La
voz de Tanja sonó a su espalda.
-
¿Puedo hablar contigo un momento? ¡Por favor! - Marlene se excusa.
-
Estoy verdaderamente arrepentido, no me he dado cuenta de que estaba casada y
no está disponible. ¡Perdone!- Se declara inocente
del intento.
-
¡Aceptado!-
Rebecca responde en un tono fresco. – Y te
agradecería, en el futuro, que cuides tu franqueza, especialmente cuando se trate
con mi esposa.- La estoica expresión facial de Angelo manifiesta que siente
el calor de la vergüenza.
-
¿Tu esposa?- Él responde atrapado y sin guardia.
-
¡Sí! Mi esposa.-
Su respuesta corta, pero segura.
–
Lo voy a recordar seguro.- Él afirmó con un gesto casi cómico.
-
¡Buenas noches, entonces!- Ella le estrecha la mano. -
Que tengas un buen viaje de regreso a Roma y nos vemos el lunes.- Ella le habla
con calma tratando de aliviar su estrés.
-
¡Gracias y buenas noches!- Rebecca se acerca a Marlene y oferta a todos unas buenas
noches.
Marlene y Rebecca recogidas de
nuevo en la orangerie hacen risitas.
-
Creo que ha entendido que estás fuera de su alcance.- Se ríe Rebecca.
-
Espero que tengas razón. Pero él es bastante guapo y coqueto.- Ella hace una mueca haciendo que
Rebecca la agarre con firmeza.
-
¡Hmmm! ¿Guapo y coqueto?-
Los labios de Marlene se unen a los de Rebecca en una dulce pasión.
-
Pero yo no puedo quitar mis ojos de ti.- Marlene le transmite colocando su dedo
índice en un lado de la cara de Rebecca.
Ella la abraza con fuerza en un apretón sensual.
-
¿Qué voy a hacer contigo?
No importa si es un hombre o una mujer,
cuando entras en una sala irradias una belleza que atrapa los ojos de todos, eres
amable y generosa. Cuento mis estrellas de la suerte porque te casaste conmigo.-
Le dice dulcemente y enterrándose en su
mirada.
-
Rebecca nunca habrá otro u otra para mí, solo te quiero a ti.- Su seguridad es gratificante.
- Estoy enamorada y soy feliz contigo.- Ella baja la cabeza, Rebecca le ayuda a
quitarse el vestido.
-
¡Lo sé y eso me hace muy, pero que muy feliz!- Rebecca contesta tocando con la punta del
dedo la nariz de Marlene.
-
Ahora vamos a dormir.-
Se visten sus pijamas.
-
¡Ven aquí!-
Rebecca le ordena golpeando su mano sobre la almohada de Marlene.
Marlene se mete en la cama y
se refugia en la seguridad de los brazos de Rebecca. Rebecca hace girar un
mechón de su cabello con el dedo.
-
Así que crees que estás embarazada.- Rebecca susurra apoyando la barbilla encima
de la cabeza de Marlene.
-
Espero, pero no lo sabremos hasta dentro de varias semanas.- Ella se ríe sacudiendo la
cabeza.
–
Te lo tendrás que tomar con calma.- Conjetura Rebecca. -
Voy a estar bien y no voy a hacer nada más.- Comenta acurrucándose más cerca de ella.
-
¿Qué es lo que has planeado para mañana?- Pregunta Rebecca.
-
Una visita a la casa. Sabes que cada día quiero estar muy cerca de ti.- Ella se gira hacia Rebecca.
-
¿Tuviste algo en mente?- Ella le sonríe besando su frente.
-
Sólo de pasar mi tiempo contigo.-
Ambas cierran sus ojos y caen en un sueño profundo.
- Hace frío esta mañana.- Elisabeth comenta mientras dobla el
periódico. - Le prometí al Sr. Carmella
un paseo por los jardines.- Añade. Angelo termina el último su desayuno.
-
Sí lo hizo y estoy listo, pero denme otra taza más de café antes de que salgamos.- Sonríe mientras Justus le
sirve otra taza.
-
¡Tanja! ¿Qué tienes planeado para hoy?- Elisabeth le pregunta.
-
Sebastián y yo viajaremos a Berlín
mañana por la noche, tengo que preparar el equipaje y voy a tener que completar
algunos documentos en la oficina. ¿Por qué?- Pregunta curiosa.
-
Me gustaría repasar algunas cosas en la línea de ropa interior antes de salir
para que el lunes el Sr. Carmella tenga una
idea conocida desde donde comenzaremos.- Tanja asiente.
-
Esta tarde antes de la cena hablamos.- Tanja expresa cortés.
-
¡Estoy listo! Cuando usted desee.- Angelo le dice al levantarse de la mesa.
-
Bueno, si nos excusas.- Elisabeth
dirigiéndose a Tanja. Se ponen los abrigos y caminan a través de la gran sala hacia
la terraza.
-
Este lugar es hermoso.-
Angelo se pronuncia sonriendo a Elisabeth.
-
¡Sí! Königsbrunn tiene cientos de años y está bien mantenido y señorial.- Ella se echó a reír, y
empiezan a caminar.
-
Quiero darle las gracias por esta oportunidad, significa mucho para mí el poder
diseñar y le prometo que mostraré todo mi talento.- Él comenzó a venderse a sí
mismo.
-
Estoy segura de que si le faltara talento, Rebecca nunca le habría elegido para
trabajar con nosotros.-
Su seguridad es amable y cercana.
-
Hablando de Rebecca, creo que pude haberla enfurecido anoche.- Él duda.
-
Coqueteé con la guapa rubia, debo pedir disculpas a todos ustedes, no tenía ni
idea de que ella era la esposa de Rebecca.- Elisabeth sonríe cómica.
-
No creo que ella está enojada, las dos están enamoradas desde hace largo tiempo,
no debe preocuparse.- Elisabeth
le mira con severidad. – Ellas tienen un
vínculo que nunca se romperá, por lo que debe despedir cualquier noción de que haya
creado un problema, sólo debe centrarse en su trabajo.- Suspira, un suspiro de alivio cuando ella se
lo afirma con solidez.
-
¿Tiene hecho el equipaje?- Le pregunta mientras continúan caminando por los jardines.
–
Una maleta ligera, traeré mas ya que voy a volver mañana por la noche.- Elisabeth se detiene.
- Voy a ordenar que el chófer le lleve al aeropuerto.- Caminan despacio y regresan de nuevo al castillo.
Por todas las estancias se respira tranquilidad. Marlene se dirige a la gran sala con el libro que había comenzado a leer en la
mano. Se sienta junto a la chimenea y comienza a hojear las páginas. Ella suspira y cierra los ojos pensando en la
posibilidad de un bebé y se frota suavemente su abdomen. Elisabeth entra para servirse
un vaso de agua tónica - ¡Oh! Marlene, ¿Espero
no molestar?- Marlene deja el libro a un lado.
-
¡Por favor! Acompáñame.-
Se da la vuelta en la silla para mirarla.
-
Rebecca me habló de la inseminación. Estoy muy emocionada por las dos y en
especial por ti.- Marlene se acerca hasta tocar su manga.
-
¡Gracias! Tu apoyo significa mucho.- Elisabeth sacude su cabeza.
-
Sé lo mucho que amas a Rebecca y ella a ti. Ella ha luchado muy duro para estar
contigo y tener un poco de normalidad en su vida. Este es un paso muy
importante y me encanta eso de que las niñas me den un nieto.- Marlene se ríe pensando y
recordando en la primera vez que se unieron.
- Sigo recordando todo el dolor y la lucha para
estar juntas…- Mira
a Elisabeth.
- Por cierto ¿Dónde está Rebecca?- Pregunta.
-
Se fue a correr y luego se va a echar una siesta. Todos estos cambios y viajes
la cansan, necesita tiempo para estar relajada, así que lo está aprovechando.-
Marlene le responde.
-
¿Te apetece un agua tónica?- Elisabeth preguntó
mientras se sirve otra.
-
¡No! ¡Gracias! ¿Porqué el destino te sacude tanto? ¿Porqué tuve tantas luchas en aquellos días? No era capaz de aceptar mi amor por Rebecca.- Elisabeth se sienta a su lado. -
Estuve creyendo que amaba a Tristán cuando todo el tiempo sabía en lo profundo
de mi corazón que a quien amaba era a Rebecca.- Elisabeth escucha en silencio. -
Sé el caos que provoqué aquí y lo difícil que se lo he hecho pasar a todo el mundo.- Elisabeth suspira.
-
Pero todo salió bien, quiero decir en positivo. Tristán resultó herido y causó muchos
dolores de cabeza, pero creo que, ahora, estamos más allá de todo eso.- Ella le comenta. Marlene piensa
por un momento.
-
Me duele Tristán terriblemente, yo casi lo arruino emocionalmente. Él me amaba incondicionalmente y lo único que
hice fue arrancarle el corazón. Él pensaba que iba a casarse con una mujer que
le daría un hogar y unos hijos, ¿Qué hacer cuando la única mujer que ha amado
te miente de la peor manera? - Elisabeth abraza a Marlene.
-
Ahora no se puede revivir el pasado y has conseguido lo que más quieres, a Rebecca, el matrimonio y un bebé en camino.- Ella le acaricia ligeramente el estómago con una sonrisa de confianza. Rebecca observa y escucha desde fuera
de la sala, permanece silenciosa durante
la revelación de Marlene. De repente se siente cubierta de un aire frío. La
culpa que Marlene todavía siente la atraviesa todo su pensamiento.
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