Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 15 de noviembre de 2016

CAPÍTULO 27


                                          -HORA DE DECLARACIONES-

Katherine se encuentra en el baño, su estómago es un nudo como consecuencia de la conversación con Abby. Se lava la cara con agua fría tratando de conseguir el control de la situación, que ahora inunda su desesperada conciencia.
- ¿Estás aquí? Te he estado buscando.- Rebecca entra en su busca, le habla con cortesía y se acerca a su lado. - ¿Está todo bien? Pareces molesta. ¿Ha ocurrido algo?- Katherine se aparta con brusquedad.
- ¡Déjame sola! ¡Vete! No quiero hablar contigo ahora.- Le murmura entre dientes.
- ¿Es porque no te he contestado antes? ¡Lo siento! Solo puedo pedir disculpas por mi insensibilidad. He dicho que no te puedo dar una contestación como esa.- Rebecca no necesita ser veraz en este momento.
- Abby vino a verme. Ella piensa que estás presionando a Marlene, que pasas demasiado tiempo tratando de hablar con ella sobre cosas que no tienen nada que ver con LCL.- Katherine lo narra con claridad.
-¡Disculpa! Pero eso no es de tu interés, sean negocios o nó, lo que discuta con ella. Abby no es racional Katherine y diciendo esas cosas demuestra que…- Rebecca se detiene, aprieta la mandíbula pensando en Abby y sus juegos.
- ¿Fuíste a ver a Marlene en su casa sin previo aviso y dejaste una carta?- Rebecca abre la boca. - ¡Responde! ¿Fuiste a su apartamento?- Katherine la coge por los hombros.
-¡Sí! ¡Lo hice!- Le contesta con enfado. Katherine comienza a pasear desplegando un largo monólogo.
- Desde su regreso ella ha sido el foco de toda tu vida. Lo que perdiste y lo que esperas reencontrar. Yo pensaba que era el centro de tu vida y esperaba por ti. Mientras, tú has estado escondida todo este tiempo. ¡Estúpida de mí! Tu preocupación no soy yo.-
- ¡Para!- Rebecca se aleja de ella. - Eso no es cierto, yo te quiero.- Katherine deja de hablar y la mira con dolor. Las lágrimas fluyen incontroladas a lo largo de su rostro. Rebecca aclara su garganta.   
- Estás dolida ahora mismo, lo entiendo, me doy cuenta de lo que he hecho y lo injusta que he sido.- Katherine agarra la toalla que hay en el perchero del lavabo y comienza a limpiar su cara.
- ¡Tengo una reunión con Tanja!- No dice nada más  y sale del cuarto de baño dejando a Rebecca sola y pensando. Se apoya en el poyete tratando de atrapar su aliento, sacude su cabeza con incredulidad y contempla en el espejo la cara de ira contenida que tiene en ese instante.
- ¡Mierda!- Exclama con violencia. Está enfadada consigo misma, tiene la sensación de no tener controlada la situación con Katherine.  Reúne fuerzas para salir del cuarto de baño cuando Abby aparece de repente. Cierra la puerta y bloquea el paso a Rebecca. Con mirada irónica se dirige a ella.
- Acabo de ver a Katherine, me ha parecido muy enfadada. ¿Está todo bien?- Rebecca se le acerca a la cara.
- ¿Cómo te atreves a…?- Abby levanta la cabeza echándola hacia atrás.
- Eso es un poco duro. ¿No crees Rebecca?- Le cuestiona con rudeza.- ¿Por qué lo hiciste?- Espeta mirando seca y de frente.
- ¿Hacer el qué?- Abby juega con sus palabras.
- Sabes muy bien de lo que estoy hablando, deja de mentir.- Explota con ferocidad. Abby vuelve a enfrentarse, puede ver el fuego que arde en los ojos de Rebecca. - ¿Qué tipo de persona trata a su novia de la manera que tú lo haces? Estás jugando con Katherine contra Marlene. ¿Eres tan insegura de tu propia vida amorosa que tienes que implicar a Marlene?-  Trata de acorralarla.
- Nadie en esta empresa se atreve a decirme nada de Marlene y la forma en la que pueda tratarme con ella. ¿Quién eres tú para decirme a quien puedo y no puedo ver?- Rebecca se recupera de forma inmediata y se viene arriba.
- No me importan tus pensamientos, yo no la quiero ver herida por ti o tus acciones.-  Le asegura la contable con gran firmeza.
- ¿Ha dicho ella que te ama? ¿Quiere pasar su vida contigo?- Le pide una respuesta, contestación que sabe perfectamente que nunca va a dar.
- ¡Aléjate de Marlene!- Abby le grita con rabia y rápidamente abandona el baño. Rebecca necesita hacerse con el control de sí misma de nuevo. Se sienta en la bancada y extrae un pañuelo del bolsillo, seca sus ojos y se mira en el espejo. Le parece que todo es un caos. Abby se dirige a la oficina de Marlene con paso presuroso y algo nerviosa. Mira hacia atrás para ver si Rebecca aparece antes de entrar.
- ¡Hola! Te veo preciosa hoy. ¿El almuerzo?- Pregunta sin revelarle lo que ha pasado entre ella y Rebecca.
- ¡Si, seguro!- Le responde con una sonrisa. – Hoy tengo una noche con mis hermanas. Kim me ha llamado.- Le informa y se levanta de su escritorio.
- ¡Ahh!- Abby se sorprende. – Tenía la esperanza de que pudiéramos vernos por la tarde.- Le dice insinuante queriendo llevar sus labios a los de Marlene.
- Kim está viajando mucho, no hemos tenido tiempo para hablar como en otras ocasiones, vamos a cenar y tal vez después podamos tomar una copa.- Le cuenta en un tono feliz. Abby sonríe.
- Entiendo, bueno tal vez. Te llamo a la tarde.-  Le comenta y cierra la puerta. Mira hacia la mesa de Rebecca y puede sentir una mirada cortante que la atraviesa.

Esa tarde Rebecca llega a Schneider pronto. Quiere que todo sea perfecto, no duda del buen trabajo de Charlie pero quiere comprobar que no se escape ningún detalle. Le indica al camarero donde colocar la velas, la mesa está decorada con un mantel de satén rojo y un arreglo de flores de verano. Se retira al baño para refrescarse. Se peina y pone un poco de reflejo de brillo en sus labios. Endereza el vestido negro que lleva puesto, uno de los que mas le gustan a Marlene, lo lució en la boda de Tanja. Regresa al comedor, extrae el estuche de terciopelo negro de su bolso y lo deja descansando contra el arreglo floral. Escapa de la escena mirando el reloj en su muñeca, casi son las siete y ya la está viendo venir a través de la cristalera acercándose a la entrada, le hace un gesto al camarero para que abra la puerta. Rebecca se camufla entre las sombras de atrás de la sala, muy poco iluminada, espera que su amor verdadero esté en el interior para hacerse notar. Marlene llega puntual, al entrar se percata que la quietud del interior del recinto es extraña, encuentra muy vacías las mesas del restaurante. Obviamente  se pregunta dónde estará su hermana.
-¡Hola! ¿Kim?- Mira a su alrededor, el camarero se acerca y le muestra una mesa y se excusa. Marlene se sienta algo confundida. De pronto percibe la presencia de una sombra que le resulta familiar, es la figura  de Rebecca parada entre los adornos florales del comedor.
- ¡Rebecca!- La mira atónita, con una gran sorpresa. - ¿Qué estás haciendo aquí?- Rebecca mantiene la mirada sobria sobre ella.
- He sido yo quien ha preparado esta velada.- Responde mientras se acerca.
- ¿Qué? ¿Dónde está Kim?- Pregunta Marlene algo confusa.
- ¡No sé! Ella me ha ayudado a organizarlo. ¿Podríamos hablar y disfrutar de la cena?- Sonríe, no hay tensión en su mirada y habla con una dulzura propia de los tiempos felices. Marlene se levanta y se dirige de vuelta a la puerta.
-  ¡Por favor! Marlene, no salgas por esa puerta. ¡Por favor! No me hagas esto. Nosotras…- Le ruega casi llorando. Marlene se da media vuelta con los brazos cruzados y la mirada tensa. Duda unos instantes, se pregunta que será lo que Rebecca trae entre manos. Despacio regresa hacia ella.
- No entiendo Rebecca. ¿Sabe Katherine que estás aquí? ¿No deberías estar con ella?- Rebecca sacude la cabeza.
- Estoy donde quiero estar. ¡Por favor! Siéntate y cena conmigo.- Le ruega con voz tenue, Marlene no puede rechazar su petición. Es una sensación como la de no permitirse el enfado con ella, el amor que siente tiene ese poder tranquilizador. Se sientan sin quitarse la vista de encima, se miran como si se estuvieran besando.
El camarero sirve la cena a una indicación de Rebecca. La comida es lo menos interesante aunque Marlene se deleita con un buen entrecot.
- Dime Rebecca. ¿Qué es lo que quieres que hablemos?- Pregunta  mirando esos bellos ojos marrones. – No necesitabas todo éste montaje.- Rebecca frunce el ceño.
- Lo que estamos a punto de hablar aquí, no creo que se pueda hacer en otro sitio, éste es el lugar adecuado.- Marlene deja su tenedor y empuja el plato a un lado.
- ¿Qué significa eso?- Pregunta asertiva pero con curiosidad.
- Abby se acercó a Katherine y le dijo que debía mantenerme lejos de ti.- Marlene la mira con cierta incredulidad. – Ella tiene cierta acritud contra mí. Me acorraló en el baño hoy y se me enfrentó hablando de Katherine y de ti.- Le cuenta Rebecca sin rodeos.
- ¿Se enfrentó a ti?- Pregunta con cierta sorpresa.
- Lo suficiente para decir algo preocupante.- Rebecca le cuenta. Hace una seña al pianista que comienza a tocar una canción lenta.
- ¿Bailas conmigo?- Se levanta y extiende su mano para tomar la de ella. Marlene duda pero acepta. Se abrazan, con el rostro casi en contacto, se miran sin decir una palabra. Marlene nota que su ritmo cardíaco aumenta deprisa.  Como siempre le entran esas terribles ganas de besar a Rebecca, la atracción es tan fuerte como la necesidad de controlarse, la prudencia hace que se contenga.
- ¡Estoy enamorada de ti!- Rebecca le susurra con una sonrisa siguiendo a la música. Marlene se detiene en la pista de baile.
- ¡Por favor Rebecca! No arruinemos esta noche con algo que no se pueda sostener.-  Le responde cogiendo su barbilla con dos de sus dedos. Se separa para alejarse.
- ¡No Marlene! ¡Espera!- Retira los brazos de su espalda.
- Estoy enamorada de ti, y siempre lo estaré, nada nunca va a cambiar eso.- Le habla con sinceridad.
- ¡Por favor, Rebecca!- Marlene se desprende de ella y regresa a la mesa. Se sienta azarosa, algo intranquila, percibe que no tiene controlada ni la situación ni sus sentimientos, que comienza a notar desbocados. Bebe un trago largo de vino. Rebecca se acerca cautelosa y se detiene frente a ella mirando sus ojos azules, alcanza el estuche de terciopelo negro y sonríe, se agacha poniendo una rodilla en el suelo, Marlene la mira sin entender lo que pasa. Con la mirada serena Rebecca abre la caja con lentitud y expone el hermoso diamante “el Marqués” que brilla en la tenue luz de la sala.
- ¡Marlene! ¿Me harás el honor de ser mi esposa?- Marlene se queda con la boca abierta ante ésta inesperada propuesta,  mira el anillo y a Rebecca, que la contempla con una sonrisa de satisfacción, una y otra vez, tarda unos instantes en reaccionar.
- ¿Qué… quieres casarte conmigo?- Responde aunque se siente sin capacidad para expresarlo, como si no pudiera respirar. Los ojos se le empañan con incipientes lágrimas, un sentimiento desconocido recorre su espíritu, nota que la turba y la inquieta, aunque su mente no se nubla tanto.
- ¡Por favor, di que sí!- Rebecca reclama una respuesta a su declaración mirándola con asombro.
- ¡Rebecca! Estoy halagada, eufórica y encantada de que quieras casarte conmigo, lo estoy de verdad, me hace muy feliz que lo hagas. Pero hay otras personas involucradas, hay gente que puede salir lastimada y sus vidas en ruinas. Tu has dicho que nunca lastimarías a Katherine y veo que vas hacer precisamente eso.- Hace una pausa y una idea viene a su mente. “¿Porqué me importa?” Se pregunta a sí misma de forma realista. 
- ¿Has terminado las cosas con ella?- Rebecca inclina la cabeza.
- ¡No! Pero está planteado.- Marlene entorna los ojos.
- ¿Estabas esperando por un compromiso conmigo? ¿Quieres estar con ella fuera de arrepentimientos y porque te sientes obligada con ella?- Le pide la mano a Rebecca para levantarla de su rodilla.
- ¡No! No me siento obligada a estar con ella, quiero estar contigo.- Hace una pausa para tomar aire con moderación. - ¿Te acuerdas cuando te dije que yo solo te amo?- Marlene asiente. – ¿Te acuerdas del día de la boda de Tristán y tu vestido de novia?-   Le pregunta fijando su mirada en los ojos de Marlene. - ¡Te lo dije! Te amo y que siempre va a ser así.- Marlene interpela a Rebecca.
- ¿Lo recuerdo! ¿Cómo podría? Nunca olvidaré esas palabras de cariño que dieron profundidad a mi amor por ti.- Rebecca toma su mano y le acaricia el rostro con delicadeza.
- ¿Me amas?- Le pregunta mirándose en el azul de sus ojos.
- ¡Sí! ¡Te amo con todo mi corazón!- Le responde con candor.
- ¡Entonces! Quiero que confíes en mí, cree en mí, no te alejes de mí otra vez. Quiero pasar mi vida contigo. No importa lo difícil que sea para todos los demás. Pedirte que te cases conmigo es el paso correcto, pero es que no puedo imaginar mi vida sin ti. Si nos casamos será la única manera de cumplirlo.- Marlene escucha sus palabras y responde con tierna mirada.
- Ha sido muy duro para mí intentar no pensar en ti…, no hemos tenido precisamente buenas vibraciones desde la primavera. Esto es repentino e inesperado.- Reflexiona en un intento para llegar a entender. – Constantemente pienso que el amor nos hizo libres y desinhibidas, pero ¿Estás segura?- Sonríe frente a Rebecca. Cierra la caja del anillo y se la entrega.
- ¡Si! Muy segura, todo lo segura que mi voluntad es capaz de estarlo... Si necesitas tiempo para pensar… Me gustaría conocer que opción tengo.-
Le pregunta en un tono de voz tranquilo. Marlene suspira.
- Dame algo de tiempo, espero que lo entiendas y  que estés de acuerdo. Todavía tengo que tener en consideración a Abby.- Muestra una parte de la realidad.
-Supongo que tendrás dudas acerca de mí…, de nosotras, si tu mente está en ella.- Rebecca habla con los pies en la tierra.
- Lo que has dicho acerca de Katherine, como serán las cosas, es delicado y le harás daño. Abby y yo tenemos una relación y tengo algún afecto por ella, nada que ver con al amor que siento por ti.- Le observa con toda honestidad.
- ¿Le dijiste que hemos hecho el amor?- Pregunta.
- ¡No! Ella no tiene ni idea.- Marlene agrega mirando lejos, hacia ninguna parte. Las circunstancias de aquel encuentro sexual aún retumban en su conciencia, no se sintió honesta consigo misma.
- Estoy preparada para dedicarme solamente a ti toda mi vida.- Rebecca le expresa con dulzura estas palabras de aliento.
- Debería irme. Gracias por la cena.  Voy a tomar todo en consideración, realmente yo…- La emoción la ha dejado sin palabras. Se levanta de la silla, se inclina hacia Rebecca y la besa en la mejilla, a continuación abandona el restaurante. Rebecca se queda sentada con la alegría plasmada en su rostro y en su ánimo. Una sensación de tranquilidad largamente deseada la invade toda el alma. Más tarde piensa que ya está preparada y decidida para acabar su relación con Katherine.

Marlene camina pausadamente por la calle arriba hacia su domicilio, se siente como descolocada , con la sensibilidad a flor de piel. Rebecca ha levantado su corazón pero se siente extraña. Toda una sorpresa inesperada, casarse con ella, al tiempo que la llena de felicidad ha roto completamente su dinámica hasta ese momento, ni se lo podía imaginar. Mucho tiempo ha estado esperando algo así, deseaba volver a Rebecca y ahora, que parece ser una realidad, piensa que está soñando. Con taciturna actitud se dirige a su apartamento. Una vez en la puerta coloca la llave en la cerradura y la abre. Se sorprende por la presencia de Abby en el interior.
- ¡Oh! Me has asustado. ¿Qué estás haciendo aquí? – Le pregunta con cierta agresividad.
- Pensé que podías estar en casa. Realmente quería verte. ¿Cómo fue tu noche con Kim?- Marlene baja la cabeza, se siente ligeramente avergonzada.
- Fue bonito, si, eh… ella ha tenido una tarde agradable, Ya está en la puerta para otro viaje.- Se estruja la mente para encontrar una justificación.
-¡Ya veo! Te mandé un mensaje.- Le dice en actitud de regañina.
- Tenía el teléfono en off.- Le responde dejando el bolso en el sofá. Abby la abraza y comienza a besarla en el cuello. Marlene entorna sus ojos, no quiere pensar en Rebecca. Abby comienza a desvestirse y tira de ella hacia la habitación para caer en la cama. Marlene mantiene los ojos cerrados, Abby está encima queriendo hacer el amor pero Marlene es un mueble.
- Te noto rara, perpleja, pareces fuera de situación. ¿Estás bien?- Le pregunta mientras sigue besándola en el cuello. Marlene gira su cabeza y su cuerpo lejos. Su mente está experimentando los efectos secundarios de la conversación y la propuesta de Rebecca, no puede hacer nada por apartarla de su cabeza.
- No puedo esta noche, Abby. Estoy muy cansada y que estés aquí, es realmente inesperado, deberías irte.- Le expone con calma y sin prestarle atención. Abby se levanta y comienza a abrocharse la camisa.
- Hay algo distinto, algo te hace estar abstraída.- La mira como si estuviera regalando un secreto. Marlene se sienta en la cama con la barbilla apoyada en sus rodillas. Abby se sienta a su lado, le acaricia el pelo detrás de la oreja.
- ¿Cuál es el problema? Pensé que estarías contenta de verme, pero supongo que apareciendo sin previo aviso ha sido algo precipitado, te pido disculpas.- Habla con un punto de vergüenza. Marlene frunce el ceño.
- Estoy cansada Abby, necesito dormir.- Le dice en tono pausado.
- ¿Está Kim bien? Esto me hace suponer que, para ser una noche de chicas y diversión… ¿Ha ocurrido algo que no me dices?- Trata de sacarle lo que le puede haber sucedido.
- Nada fuera de lo ordinario. Te veo mañana.- Abby se levanta y se marcha. Marlene pone su cabeza en la almohada y comienza a llorar.

A la mañana siguiente Rebecca llega a LCL temprano esperando ver a Katherine. No sabe cual es su agenda ni si tiene alguna reunión con Tanja o las costureras. La tarde anterior, su discusión solo calentó la situación del porque han interrumpido sus vidas. Debe pensar cual es el camino para decirle a Katherine la verdad de lo que está pasando. El por qué de lo sucedido estos tiempos atrás y lo más difícil, contarle que ya no volverán a ser pareja. Rebecca tiene una dificultad a la hora de explicar cosas conflictivas que pueden afectar o hacer daño a otra persona, sobre todo a alguien que quiere, y, a su manera, ama a Katherine. Siente un gran dolor solo pensar en ello, en romper sus vidas.
Se sienta a su mesa hojeando los dibujos y tomando alguna nota, al poco rato escucha el clic de los zapatos de Katherine subiendo las escaleras. Con cierto nerviosismo observa su semblante tranquilo, se acerca con la mirada serena y la sensación de marcada confianza.  Se aproxima a Rebecca.
– He tomado una decisión.- Le expone. - ¿Hablamos?- Katherine se muestra firme.
 - ¡Sí! Pero no aquí.- Le responde Rebecca mostrándose de  acuerdo. Salen de LCL y caminan hasta un parque cercano, pasean hasta encontrar un banco desocupado.
- ¿Qué has decidido?- Le pregunta preparándose para lo peor.
- He decidido aceptar la oferta de LCL. La oportunidad es demasiado buena para dejarla pasar. Mi familia me necesita. Mi madre no parece estar totalmente recuperada. Berlín es mi casa, lo he pensado bien. Esto es lo que yo quería ser y allí sé que estaré a gusto.- Rebecca la mira con la cara algo iluminada.
- Es un gran paso Katherine, me enorgulleces, no creo que vayas a tener ningún problema para manejarte.- Katherine la mira con fijeza y gesto serio.
- Me gustaría que reconsiderases el mudarte a Berlín. Creo que podría enfrentarme a mi familia, y tal vez casarnos en un futuro.- Le hace el ofrecimiento que bulle por su cabeza.
- No puedo. Espero que entiendas que no estoy lista para salir de Düsseldorf, yo tengo aquí a mi propia familia.- Ella la interrumpe muy cortante.
- ¿Tu me amas?- Rebecca se siente inquieta.
- Yo te quiero pero… Katherine se pone en pié.
- ¿Pero qué? ¿Qué podría hacer que te quieras quedar? ¿Marlene?- Ladra en voz alta. Rebecca sabe que necesita limpiar su conciencia. Siente la presión de las palabras sobre Marlene y la necesidad de ser honesta.
- Te quiero, pero tenías razón y lo has sabido todo el tiempo. Estoy enamorada de Marlene desde hace mucho tiempo, está muy cerca y no quiero que me abandone otra vez.- Katherine jadea y empieza a llorar. La ira la invade de forma abrumadora.- Sé que esto no es justo para ti. Me duele tener que dejarte ir, yo te quiero pero ella es el amor de mi vida. Las cosas son así.-
- ¿Te has acostado con ella?- Rebecca percibe gran agitación en su voz. Pero no desea mentirle.
- ¡Sí! Lo hice ¡Lo siento!- Katherine pierde los estribos y golpea a Rebecca en el rostro, sin pensar la agarra de la boca con sus manos apretando con violencia lo que provoca que Rebecca se lleve las manos a la cara.
- ¡Ok! ¡Me lo merezco! – Haciendo una mueca de dolor. Katherine se levanta y sale corriendo para alejarse de ella. El schok la ha superado. Rebecca se queda sola tratando de aliviar la inflamación superficial que cubre su rostro.


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